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Petro, el presidente del cambio en Colombia

 Gustavo Petro se convirtió el pasado 19 de junio en el primer presidente de izquierda de Colombia, en un país de tradición conservadora y de derecha, que todavía no cicatriza las heridas de más de 50 años de conflicto armado interno.

Petro fue elegido gracias a la baja popularidad del presidente Iván Duque, la pobreza extrema que se incrementó por la pandemia del covid-19 y el desgaste de la élite política del país, pero sobre todo por la promesa de un cambio radical en la forma de gobernar.

Con el compromiso de visibilizar a los colombianos de las zonas más apartadas y pobres, solucionar la pobreza, modificar la política tributaria para que los más ricos paguen más e impulsar la protección del medio ambiente, el próximo presidente logró llevarse la victoria.

Junto a su compañera de fórmula, Francia Márquez, Petro logró una de las mayores votaciones en el país, con más de 11 millones de sufragios, dándole una victoria contundente, muy por encima de lo pronosticado.

La historia

El próximo presidente de Colombia nació el 19 de abril de 1960 en el municipio de Ciénaga de Oro (noroeste), pero se crio en Bogotá y en la ciudad de Zipaquirá, a unos pocos kilómetros al norte de la capital, donde ayudó a construir el barrio Bolívar 83.

En 1977 se unió al Movimiento 19 de Abril, un grupo guerrillero en el que permaneció hasta 1987, cuando se firmó la paz con el Estado colombiano y la mayoría de los combatientes pasaron a la política patidaria. Durante esta época logró terminar sus estudios en Economía en la Universidad Externado de Bogotá.

Luego de dejar las armas, Petro inició su carrera política como representante a la Cámara y miembro diplomático de Colombia en Bélgica, en el Gobierno de Ernesto Samper (1994-1998).

Durante su paso por el Congreso denunció las alianzas de paramilitares con políticos y grandes empresarios, lo que desató la llamada «parapolítica» y que llevó a muchos Congresistas y líderes electorales a la cárcel.

La década de 2010 fue la que definitivamente lo puso en la palestra pública. Primero, por su constante oposición al Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), a quien acusó de tener nexos con el paramilitarismo y el narcotráfico-; luego, por su gestión al frente de la Alcaldía de Bogotá, entre 2012 y 2015, donde creó la Secretaría de la Mujer, inauguró el Centro de Ciudadanía LGBTI y protegió los humedales bogotanos, entre otras cosas.

En esa década también tuvieron lugar sus derrotas presidenciales en los comicios de 2010 y 2018, donde a pesar de no llevarse la victoria sí logró enfilarse como una de las opciones para dirigir el destino de Colombia por cuatro años.

«Mi papá es una persona muy despistada, muy introvertida. Reflexivo y bastante callado», confía a la Agencia Sputnik, una de sus hijas menores, Sofía, estudiante de ciencia política.

«En la casa la que habla y la que manda es mi mamá (Verónica Alcocer). (Él) no tiene un pelo de autoritario, es un papá muy relajado, al cual el estudio de sus hijos es una prioridad y por eso nos inculcó mucho la lectura desde pequeños. Le gusta cuidar de sus árboles en casa, cuando tiene tiempo y tiene mucho amor por los animales y las plantas», lo define.

Presidente electo

Tras su victoria, Petro buscó hacer consenso con sus contradictores y quienes desconfiaban de él, tanto que se reunió con el expresidente Uribe.

Como mandatario, Petro tendrá el reto de brindar soluciones a los problemas que llevaron a Colombia a dar un giro a la izquierda y mantener una gobernabilidad en el Congreso y las Fuerzas Militares, quienes lo ven con recelo por sus constantes críticas hacia ellos. 

Sputnik

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