Leo en un periódico digital, el presidente Chaves, al solicitar los seis mil millones en eurobonos, dice: “no puedo asegurarles que nuestros hijos tendrán democracia”, si viene una crisis. No supe si reír o llorar, callar o gritar.
Recordé “El guardián de la familia”, un grueso libro de medicina para los hogares, ahí eché mis primeros suspiros y creo que de él me nació la idea de ser médico, que a mis quince años ya tenía definida.
Se supone que un presidente en una democracia, se encuentra ahí para cuidar de ella y por ende del pueblo; el Señor Chaves sería entonces el guardián de la democracia costarricense por cuatro años. Esto es lo que uno deduce con su elección, de su discurso, se deduce otra cosa: yo no puedo asegurarles que sus hijos tendrán democracia.
Aunque de fondo es un mensaje a los diputados, para que voten favorablemente los eurobonos por seis mil millones y no mil quinientos, como pretenden algunos (a los opositores les conviene un mal gobierno).
Vamos a revisar un detalle, importante por cierto, acerca de la democracia. En Mexico la constitución exige que para ser candidato a la presidencia, se nazca mexicano hijo de mexicanos, no de inmigrantes. Si mi esposa no fuera extranjera, no hubiera mostrado interés en ese asunto, aparentemente baladí, pero que encierra una gran sabiduría.
En mi hogar, soy costarricense y mi esposa es panameña, (nos casamos en Mexico), no hemos practicado nunca un nacionalismo enfermizo, nos hemos aceptado de ese modo, hemos inculcado valores morales y éticos a nuestras tres hijas, sin señalar nunca que un país es mejor que otro. No existe ninguna señal de xenofobia, de una u otra manera a mí me han hecho sentir extranjero en Panamá y a mi esposa extranjera en Costa Rica. No tenemos rencor, porque sabemos bien que la xenofobia es el arma de los cobardes. Ahora bien, mis hijas pueden (hipotéticamente) ser presidenta en cualquiera de las dos naciones, sin embargo no me preocupa porque nunca les ha interesado la política partidista. En Mexico ninguna hubiera podido ser candidata por expresa prohibición constitucional. Creo que es una ley sana, no sabríamos quién llegaría al poder de otro modo.
Todo esto no tiene nada que ver con Don Rodrigo, no, el es un costarricense puro, no tengo dudas, lo que sucede algunas veces con la lejanía es que se toleran más cosas porque uno se acostumbra a estar en paz en cualquier lugar (“cuando estoy en paz conmigo, cualquier lugar es mi hogar”), pero afirmar eso es preocupante, aunque sea para amedrentar a los opositores y conseguir los eurobonos, lo cual es una emergencia en este momento, saliendo de dos gobiernos inmaduros y con esta tragedia del desastre de las lluvias, agravado con el huracán Julia.
Uno de los pocos dones que yo tengo, es la memoria: no soy “Funes el memorioso”, de Borges, pero si tengo una excelente memoria. Hace cuatro décadas, llegó al poder Rodrigo Carazo Odio (q.e.p.d.), el rechazo hacia su figura unió a tirios y troyanos y ahí ardió Troya. El descalabro económico fue nefasto, las acciones de grupos anarco-comunistas no se hicieron esperar, sufrimos mucho todos, pese a que no era una época manejada por las mafias, ahora un símil sería tremendo.
Don Rodrigo, su deber es respaldar la democracia hasta con su vida, si fuera el caso, para eso fue elegido presidente. Evite decir frases como esa, que aumentan la desesperanza y ésta bien lo sabemos, es mala consejera. La democracia es un estado mental, una forma de ser.
(*) Dr. Rogelio Arce Barrantes es Médico
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