El presidente Joe Biden abogó por una gran alianza con África en una cumbre en Washington que busca reposicionar los intereses de Estados Unidos en esa parte del mundo ante la influencia de China y Rusia.
«Quiero enfatizar la importancia de los éxitos y oportunidades compartidas porque, cuando África tiene éxito, Estados Unidos tiene éxito y todo el mundo tiene éxito», dijo Biden la víspera ante casi medio centenar de líderes de ese continente.
Según afirmó el mandatario, su país está “implicado por completo en el futuro de África» y es por eso que defendió «asociaciones no para crear obligaciones políticas ni para fomentar la dependencia, sino para estimular el éxito y las oportunidades compartidos».
Para ello anunció que desembolsarán 55 mil millones de dólares en África durante los próximos tres años en el área digital, de infraestructuras, salud o en la batalla contra el cambio climático, así como otros compromisos de inversiones de empresas en asuntos puntuales.
El ocupante del Despacho Oval pidió además un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU para África –un viejo reclamo de las naciones del continente que exigen reformar ese órgano-, y la representación formal de la Unión Africana en el seno del G20.
Es la primera vez desde 2014 que la Casa Blanca organiza una cita de semejante naturaleza con líderes africanos. La celebrada hace ocho años bajo la administración de Barack Obama (2009-2017), despertó esperanzas; sin embargo, se terminó recortando la ayuda hacia la región, en particular en la lucha contra el sida.
«No nos ven como un socio a largo plazo. No nos ven como dignos de confianza. Nos ven como poco fiables. Y esta cumbre es el comienzo de un esfuerzo para intentar reescribir esa narrativa», afirmó Cameron Hudson, asociado principal del Programa de África del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, citado por el diario The Hill.
Los países africanos constituyen aproximadamente una cuarta parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y muchos de estos se abstuvieron o se separaron de Estados Unidos a principios de este año en una resolución de condena a Rusia por la cuestión de Ucrania.
Para Ebenezer Obadare, investigador principal de Douglas Dillon de estudios sobre África en el Consejo de Relaciones Exteriores, Estados Unidos está elaborando una estrategia a largo plazo sobre diplomacia con esa parte del planeta, que tiene mucho que ver con la atención que Rusia y China prestan al continente.
En ese sentido preguntó “¿Cómo hemos dejado caer la pelota hasta tal punto que permitimos que China y Rusia se afianzaran tanto en el continente…?».
Añadió que «más allá de la necesidad inmediata de alejar a los países africanos de Rusia, se trata de recuperar el afecto de esas naciones y consolidar el interés estadounidense en África».
En un panel ayer con varios presidentes visitantes al inicio de la cita de tres días que concluye este jueves, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, dijo que «China está ampliando su huella» en África diariamente a través de su creciente influencia económica.
«Lo preocupante es que no siempre son transparentes en términos de lo que están haciendo y eso crea problemas que eventualmente serán desestabilizadores, si es que no lo son ya», aseveró el alto funcionario estadounidense.
La respuesta de Beijing no se hizo esperar. El vocero del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, advirtió que Estados Unidos «debería respetar la voluntad del pueblo africano y tomar medidas concretas para ayudar al desarrollo de África, en lugar de concentrar sus esfuerzos en difamar a otros países».
El gigante asiático es actualmente el mayor acreedor del mundo para naciones pobres y en desarrollo e invierte con mucha fuerza en el continente africano.
Biden lo sabe y el intento del demócrata de redirigir las miradas desde esta cumbre trata de borrar años de inacción de su antecesor republicano, Donald Trump (2017-2021), quien, por cierto, osó llamar «agujeros de mierda» a Haití, El Salvador y varios países africanos.
Agencia Prensa Latina