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El empoderamiento de la mujer flaquea en las altas esferas de la ONU

Cuando el secretario general António Guterres se dirigió a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de la ONU, afirmó que la reunión anual adquiere aún mayor importancia en un momento en que los derechos de las mujeres están siendo «abusados, amenazados y violados en todo el mundo».

“Los avances logrados durante décadas se desvanecen ante nuestros ojos, y la igualdad de género se aleja cada vez más”, dijo al abrir el 67 periodo de sesiones de la CSW (CSW67), el 6 de marzo. La CSW es el principal organismo intergubernamental mundial dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

Guterres citó con desaliento en la CSW67, que concluye este viernes 17, la funesta predicción de ONU Mujeres de que «la igualdad de género está a 300 años de distancia».

Esperemos que esta predicción no se aplique a las Naciones Unidas, que no han elegido a ninguna mujer como secretaria general en los últimos 77 años, al tiempo que mantienen el predominio masculino en una de las instituciones internacionales más importantes, aunque sigan abogando incesantemente por la igualdad de género en todo el mundo.

Guterres declaró en diciembre que, en general, «hemos recorrido un largo camino», y ha logrado algunas primicias notables, como alcanzar la paridad en el grupo directivo superior, por primera vez en la historia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), hace dos años.

“Lo mismo ocurre ahora con los jefes y jefas adjuntos de las operaciones de paz. Hace cinco años, la proporción de mujeres en esos puestos era solo de 25 %», señaló.

La paridad se alcanzó en 2018, entre los 130 coordinadores residentes, y la representación de las mujeres en las sedes ya ha alcanzado la paridad, mientras que el número de entidades de la ONU con al menos 50 % de personal femenino, ha aumentado de cinco a 26.

Aun así, la proporción hombre/mujer en la cúpula de la Secretaría General es de nueve frente a cero. Y la Presidencia de la Asamblea General (PAG), máximo órgano de decisión política de la ONU, tampoco se queda atrás: 73 hombres y cuatro mujeres, desde la fundación del foro mundial en 1945.

La próxima elección formal del nuevo PAG -Dennis Francis, de Trinidad y Tobago- elevará el total a 74 hombres y cuatro mujeres.

PassBlue, una empresa multimedia sin fines de lucro dirigida por mujeres, dijo a comienzos de marzo que “algunos diplomáticos están furiosos, con razón, porque esto significa que habrá el 74 hombre elegido de entre las 78 personas que ocuparán ese cargo, pero han sido incapaces de organizar un rival que se presente contra él”.

“Al menos, la presión ha hecho que Francis publique una declaración sobre su visión, aunque quizá sea un término generoso para un breve documento que solo contiene cuatro párrafos sobre política”, añadió.

“Deseamos al Sr. Francis la mejor de las suertes en este importante cargo, pero lamentamos que el proceso no se haya visto reforzado por una competencia significativa y una plataforma política exhaustiva», planteó PassBlue, un multimedio muy seguido, que cubre de cerca la relación entre Estados Unidos y la ONU, las cuestiones relacionadas con la mujer, los derechos humanos, el mantenimiento de la paz y otros asuntos globales.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Los nueve secretarios generales hasta la fecha son el noruego Trygve Lie (1946-1952), el sueco  Dag Hammarskjöld, (1953-1961); el birmano U Thant (1961-1971); el austriaco Kurt Waldheim (1972-1981), el peruano Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991), el egipcio Boutros Boutros-Ghali (1992-1996) el ghanés Kofi Annan (1997-2006), el surcoreano Ban Ki-moon (2007-2016), y el portugués Guterres, en el cargo desde 2017.

Las únicas cuatro mujeres elegidas como presidentas de la Asamblea General han sido la india Vijaya Lakshmi Pandit (1953), la liberiana Angie Brooks (1969), la baerení Sheikha Haya Rashed al Khalifa (2006) y la ecuatoriana María Fernanda Espinosa Garcés (2018).

Pero la culpa de estas anomalías no es de los sucesivos secretarios generales, sino de los 193 Estados miembros de la ONU, que se apresuran a adoptar decenas de resoluciones sobre empoderamiento de género, pero no las ponen en práctica en las más altas esferas del organismo.

Ben Donaldson, en nombre de Blue Smoke, una nueva iniciativa que arroja luz sobre los procesos de nombramiento de la ONU, dijo a IPS que los avances en materia de paridad de género en la ONU han sido muy desiguales.

“Se han logrado avances en el grupo de alta dirección de la Secretaría General, pero esto no es todo. No se puede evitar el hecho de que una cadena ininterrumpida de nueve secretarios generales masculinos habrá dirigido la organización durante 80 años y para cuando se deba elegir al próximo secretario general solo dos de los últimos 50 PAG han sido mujeres”, afirmó.

“Y al igual que Guterres, el candidato masculino para la próxima PAG tiene ante sí una pizarra en blanco, sin oposición de ningún candidato, sea mujer o no”, añadió Donaldson.

En ambos casos, argumentó, “los Estados no han designado candidatas a pesar de la plétora de mujeres altamente cualificadas que existen”.

“El sexismo sigue impregnando el sistema internacional, lo que perjudica a las mujeres desde el principio de su carrera y nos lleva a la situación actual: solo el 25% de los embajadores ante la ONU son mujeres y la paridad sigue siendo inalcanzable en las operaciones sobre el terreno, el mantenimiento de la paz y la dirección de la sanidad mundial, a pesar de que 70 % del personal sanitario y social son mujeres», afirmó Donaldson.

Subrayó que lo más frustrante de las Naciones Unidas para quienes intentamos comprender esta cuestión es la falta de transparencia.

“Sigue siendo imposible obtener una lectura del equilibrio de género de, por ejemplo, todos los puestos D1 y D2 (categorías de profesionales de nivel superior) en todo el sistema de la ONU, o un desglose geográfico. Por eso hemos lanzado Blue Smoke, un boletín electrónico mensual que arroja luz sobre los procesos de nombramiento de la ONU y pide la inclusión en cada paso del camino», declaró.

Mandeep S. Tiwana, director de programas de la red de organizaciones sociales CIVICUS, dijo a IPS que el desequilibrio de género en la elección y los nombramientos del secretario general de la ONU y el presidente de la Asamblea General «es sintomático de un elevado malestar en nuestras sociedades».

“Los Estados, en particular, deben avanzar en materia de diversidad, equidad e inclusión, pero a menudo se encuentran rezagados con respecto a los actores no gubernamentales», señaló.

Mientras tanto, en relación con la declaración de Guterres sobre la igualdad de género, una de las preguntas en la rueda de prensa de la ONU del 6 de marzo fue si el secretario general «consideraría la posibilidad de hacer algún tipo de gran gesto para subrayar su punto de vista, haciéndose a un lado y dando su puesto a una mujer».

En respuesta a esta pregunta, el portavoz Stéphane Dujarric afirmó que «el secretario general no se plantea dimitir de ninguna manera».

“Él continuará, y creo que ha demostrado resultados demostrables, mejorando y alcanzando la paridad de género en los altos cargos que nombra, ¿verdad? Porque él no tiene autoridad sobre toda la administración”, argumentó.

Subrayó que Guterres, quien inició su segundo mandato de cinco años comenzó con el año 2021, ha estado poniendo en marcha una estrategia para alcanzar la paridad de género en los niveles profesionales para garantizar que haya una representación más equitativa y clara.

“Y creo que lo que ha hecho en términos de nombramientos se ha hecho con extrema rapidez, dentro de los estándares de la ONU. Creo que en dos años ha alcanzado la paridad, incluidos los coordinadores residentes sobre el terreno. Y es una política que continuará con mucha energía”, concluyó Dujarric.

El cierto que bajo la gestión de Guterres, el empoderamiento de género ha ido en aumento en los altos cargos, en las agencias de la ONU y en las operaciones de mantenimiento de la paz y sobre el terreno en todo el mundo.

Mathu Joyini, embajdora sudafricana ante la ONU y presidenta de la CSW, dijo que «la discriminación de género es un problema sistémico que se ha entretejido en el tejido de nuestras vidas políticas, sociales y económicas y el sector de la tecnología no es diferente».

Aunque las tecnologías digitales están permitiendo avances sin precedentes para mejorar los resultados sociales y económicos de las mujeres y las niñas, consideró que los nuevos retos pueden perpetuar los patrones existentes de desigualdad de género.

Hizo un llamamiento para que las mujeres líderes e innovadoras dispongan de más oportunidades y para que los sectores público y privado faciliten más financiación que permita la plena participación de las mujeres y las niñas en el ecosistema tecnológico.

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