Mañana miércoles 28, a la 9 de la mañana, 150 organizaciones agrícolas con más de 250,000 pequeños y medianos afiliados marcharán desde el Parque de la Merced para pedir un cambio de rumbo en la política agraria del país. Yo apoyo esa marcha y asistiré. Estas son las principales razones:
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1.- Los países de Unión Europea (grandes sociedades capitalistas como Holanda, Alemania, Dinamarca, Francia, etc.) dan un subsidio de US$ 436 mil millones de dólares anuales a sus agricultores para que subsistan (ver: Informe Comisión Europea/Parlamento Europeo, 2021-2022) a sabiendas de que los granos, hortalizas o la producción china o africana es mucho más barata. Pero lo hacen por razones de equilibrio social y humano (para que sus varios millones de agricultores no quiebren) y también por “soberanía alimentaria”.
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2- Los EEUU, principal país de libre mercado del planeta, también tiene una política de subsidios enorme con una transferencia directa de ayudas entre 8,64% en 2017 al 12,21% en 2018, para cada agricultor del monto bruto que genera (ver: US.state.gov., 2017-2019). Es decir, un subsidio superior al 10% para cada uno de sus agricultores. Las razones son las mismas. La soberanía alimentaria es parte de su “seguridad nacional” desde F.D. Roosevelt hasta la fecha.
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3.- Mientras tanto, Costa Rica hace exactamente lo contrario. Destrozar a su agro y quitarle toda protección arancelaria. La última espada al espinazo es la RUTA DEL ARROZ, pésima decisión de levantar los aranceles a la importación de arroz para favorecer a –literalmente—4 importadores de arroz con nombres y apellidos, lo cual ha destrozado a cientos de productores nacionales, de quienes dependen miles de personas.
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4.- Pero no sólo miles de pequeños arroceros y agricultores han perdido miles de trabajos. Incluso arroceros medianos (como la familia Ajú en Guanacaste) están quebrando. De contratar 600 personas ordinariamente, despidieron a 400 y cerrarán totalmente a fines del año 2023 la producción arrocera.
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5.- El argumento fue que con ello bajaría el precio del arroz al consumidor. Eso es falso: no sucedió. El propio Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en su informe del pasado 16 de marzo indicó que el precio sigue igual. (Ve El Observador/ edición 16 de marzo, INEC: “Disminución es cercana a cero”). No se ha beneficiado el consumidor. Sólo ha servido para enriquecer a los importadores.
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6.- Costa Rica tiene 250,000 agricultores (horticultores, frijoles, arroceros, fruteros, etc.) con un núcleo familiar de, al menos, 500,000 personas, el 10% de nuestra población. Y nuestros gobiernos hacen exactamente lo contrario a EEUU, Europa, y los países desarrollados. Destrozan a nuestros pequeños y medianos agricultores nacionales y no entienden que, con ello, empobrecen a nuestra población. Y destrozamos nuestra “seguridad alimentaria”. Hoy apenas el 20% de nuestro gallo pinto lo producimos en Costa Rica. El resto es importado. Ni siquiera los EEUU (ni en las épocas de Reagan o Bush) destrozó su seguridad alimentaria, uno de los ejes de su seguridad nacional.
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7.- ¿SUBSIDIAR ZONAS FRANCAS PERO NEGAR LO MISMO A LOS AGRICULTORES? Finalmente, hay algunos opinadores y economistas fundamentalistas que—a pesar del apoyo a los agricultores en grandes países capitalistas como EEUU o la Unión Europea—rechazan cualquier subsidio o barrera arancelaria en Costa Rica. ¿Y el subsidio fiscal a las zonas francas, que benefician a empresas extranjeras? En moderna teoría tributaria y fiscal, una exención de impuestos o estímulo fiscal es un subsidio indirecto. Ya Mises quedó superado hace mucho. ( Ver: Multilateral Convention to Implement Tax Treaties Related Measures to Prevent Base Erosion and Profit Shifting, firmado por la mayoría de países del mundo). Se trata de lo mismo. Es decir, lo que le concedemos a la grandes empresas trasnacionales en las zonas francas que crecieron un 17% de sus ingresos en el último año, se lo negamos a nuestros pequeños agricultores, a nuestros frijoles, sembradores de hortalizas, etc. Se lo negamos a nuestros compatriotas.
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Eso es lamentable y tiene un nombre vergonzoso: malinchismo.
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Por eso yo marcharé mañana.
(*) Jaime Ordoñez es docente catedratico en Universidad de Costa Rica