El empeño de la presidenta peruana, Dina Boluarte, de seguir gobernando, enfrenta críticas, una desaprobación masiva a su gestión y augurios que ponen en duda la meta de terminar su mandato en 2026.
La mandataria ratificó la decisión de mantenerse en el Palacio de Gobierno, en un discurso en la recepción ofrecida por la delegación de la Unión Europea (UE) por el día del viejo continente, en el que destacó las afinidades y la cooperación entre el ente y su Gobierno.
La mandataria, según reportó la Presidencia de la República, “ratificó su firme compromiso de seguir conduciendo los destinos del Perú dentro del marco constitucional”.
Agregó que se propone hacerlo promoviendo el diálogo y el consenso con todas las fuerzas políticas y sociales, y atendiendo las demandas postergadas de la población.
Dijo también que la situación de su país es diferente a la de hace unos meses y que “Perú está saliendo de la crisis política en democracia, está reactivando progresivamente su economía, recuperando los empleos y mejorando las condiciones de vida”, añadió con evidente optimismo.
Entretanto, en Puno, bastión entre diciembre de 2022 y marzo último, de grandes protestas, las organizaciones sociales anunciaron el próximo reinicio de manifestaciones, por la renuncia de Boluarte y prontas nuevas elecciones generales, y buscan que se sumen otras regiones sureñas.
El exministro del Interior Wálter Albán puso en duda que Boluarte pueda gobernar hasta julio de 2026, cuando termina el mandato quinquenal para el que fue elegido Pedro Castillo, a quien ella reemplazó el 7 de diciembre, cuando el mandatario fue destituido y apresado por intentar la disolución del Parlamento.
Según Albán, la presidenta, que tiene una desaprobación en las encuestas de cerca de 80 por ciento, no gobierna, “solo hace lo que tiene que hacer para seguir en el gobierno”.
Las decisiones, dijo, las toma el bloque ultraconservador que maneja el impopular Congreso, con más de 90 por ciento de desaprobación, el cual está dedicado a copar las instituciones del Estado, como el Tribunal Constitucional, incluyendo los organismos electorales que pretenden controlar para seguir gobernando.
Tras calificar como frágil al Gobierno y al Congreso -su principal sustento junto al de las Fuerzas Armadas-, señaló que a pesar de eso “creen que los peruanos van a aguantar que se queden hasta 2026” en el gobierno.
“Se encuentran en la orfandad, no tienen respaldo real”, dijo Albán, quien añadió que la estabilidad que proclama el Gobierno es artificial, se mantiene por el recurso de matar y “cuando la movilización ciudadana se produzca van a tener que irse y dar cuenta de lo que han hecho”.
Al mismo tiempo, persisten los ecos del malestar militar por una declaración de la mandataria en la que negó ser responsable de 49 muertes en la represión contra las protestas y señaló que los militares y policías que actuaron contra las protestas actuaron bajo su protocolos y sus mandos.
Las críticas a Boluarte provinieron además de parlamentarios de derecha extrema integrantes del bloque mayoritario en alianza con grupos de centro, que le exigieron asumir su responsabilidad y respaldaron a los uniformados, mientras las fuerzas de izquierda condenaron lo que consideran una estrategia para la impunidad de la presidenta.
Al día siguiente de aquel discurso, Boluarte recibió la visita de los mandos militares, sin que el Palacio de Gobierno haya informado del contenido de la reunión ni difundido fotos de la misma.
Fuente. Prensa Platina