El presidente de México Andrés Manuel López Obrador inaugura el primer tramo del Tren Maya en medio de críticas ambientalistas y dudas indígenas.
El tramo que conecta la ciudad de Campeche con Cancún representa los primeros 473 kilómetros de los más de 1.500 presupuestados por el mandatario, que se ha desmarcado de los múltiples cuestionamientos al trazado del tren, a los que ha catalogado de «politiquería».
Este proyecto, que ha sido una iniciativa prioritaria para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, promete transformar la movilidad y potenciar el desarrollo económico en los estados de Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo.
La estructura de precios publicada en el sitio web del Tren Maya es accesible a distintos públicos.
El costo para entrada general es de 60 pesos, mientras que los extranjeros tendrán un precio de 80 pesos. Para estudiantes y profesores con credencial vigente, el boleto tendrá un valor de 30 pesos. Las personas de la tercera edad estarán exentos de pago.
El Tren Maya hace parte de los ambiciosos proyectos de la actual administración junto con una refinería en Tabasco, un nuevo aeropuerto que sirve a Ciudad de México y un corredor interoceánico, que se construye como alternativa al Canal de Panamá.
Según dijo AMLO, el tren detonará la economía del sureste del país, una región históricamente rezagada frente al industrializado norte, fronterizo con Estados Unidos.
El trazado incluye partes de la paradisíaca Riviera Maya, que abarca una región selvática considerada la segunda reserva forestal de América Latina después de la Amazonía, así como cenotes (pozos de agua dulce) y ríos subterráneos.
Activistas y organizaciones ambientales sostienen que la obra daña dicho ecosistema, y lograron paralizarla temporalmente mediante recursos judiciales que denunciaban un «ecocidio». Sin embargo, un decreto declaró la obra de infraestructura como asunto de «seguridad nacional» y la construcción siguió adelante.
Greenpeace y otras oenegés han alertado que el tren amenaza con contaminar en particular cenotes y ríos subterráneos. También señalan que el suelo puede colapsar por el peso de la estructura, además de afectar flora y fauna.
Ante dichos señalamientos, López Obrador tachó a los inconformes de «pseudoambientalistas» y defendió la obra en varias ocasiones, prometiendo la siembra de millones de árboles en la zona intervenida.