La dolorosa realidad de la desaparición forzada y el crimen organizado resurge en México con el hallazgo de restos humanos en fosas clandestinas y un presunto crematorio ilegal en Jalisco, al occidente del país.
Un colectivo dedicado a la búsqueda de personas desaparecidas en México informó sobre el macabro descubrimiento de 25 bolsas conteniendo restos óseos y tejidos calcinados en la localidad de El Salto, Jalisco. Esta región, golpeada por la violencia y el horror, se convierte una vez más en el epicentro de una tragedia que enluta a miles de familias mexicanas.
«Al entrar en esta finca semiabandonada, nos topamos con un horno artesanal», señaló Índira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores. Su descripción nos lleva al corazón del horror: huesos y piel carbonizados, un hedor penetrante en el aire y la evidencia clara de vidas truncadas en la oscuridad.
Las autoridades aún guardan silencio sobre este hallazgo en El Salto, añadiendo este caso a una serie de descubrimientos similares reportados por organizaciones civiles en Jalisco y otras partes del país. La presencia de un segundo horno y una excavación rodeada de ladrillos, llenos de cenizas y fragmentos humanos, confirma el siniestro propósito de este lugar, descrito por Navarro como un «cementerio clandestino».
Los colectivos dedicados a la búsqueda de desaparecidos alertan sobre el uso de hornos, a veces camuflados en ladrilleras, por parte de cárteles del narcotráfico y otras facciones del crimen organizado para borrar las huellas de sus crímenes.
El hallazgo en El Salto ocurre apenas meses después de que grupos de búsqueda encontraran restos humanos en un horno clandestino en San Pedro Tlaquepaque, también en Jalisco. Estos eventos resaltan la gravedad de la crisis de desapariciones en México, con casi 100.000 personas desaparecidas y otras 20.000 encontradas desde agosto pasado, según datos gubernamentales.
La sombría realidad de la violencia desde 2006, cuando el gobierno mexicano intensificó su lucha contra el narcotráfico, se refleja en más de 450.000 homicidios y decenas de miles de desapariciones. En este contexto, organizaciones como el Movimiento por Nuestros Desaparecidos continúan documentando la cifra de 52.000 cadáveres sin identificar, abandonados en morgues y fosas comunes en todo el país.
Jalisco, con su costa en el Pacífico, es un escenario especialmente sangriento de la lucha entre cárteles, destacando la presencia del violento Cártel Jalisco Nueva Generación, involucrado en brutales enfrentamientos con grupos rivales como el Cártel de Sinaloa. En medio de este panorama, la búsqueda de la verdad y la justicia se convierte en un imperativo moral para una sociedad mexicana marcada por la tragedia y el dolor.