NACIONES UNIDAS – En Sudán 30 millones de personas, casi dos tercios de la población del país, necesitan ayuda vital este año y de ellas 16 millones son niños “que pagan un precio terrible” por la guerra entre ejércitos rivales, advirtió este jueves 13 la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
“Casi dos años después del inicio del conflicto, Sudán vive la crisis humanitaria más grande y devastadora del mundo”, resumió la responsable del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en una sesión del Consejo de Seguridad que trató el conflicto en el país de África oriental.
La economía, servicios e infraestructura de Sudán (1,8 millones de kilómetros cuadrados, 48 millones de habitantes) se encuentran la borde del colapso y la hambruna se extiende en al menos cinco zonas del país, en las cuales viven 1,3 millones de niños menores de cinco años, destacó Russell.
Además, a falta de un sistema sanitario eficiente, unos tres millones de niños menores de cinco años corren un riesgo inminente de sufrir brotes de enfermedades mortales, como cólera, malaria y dengue.
Y unos 16,5 millones de niños en edad escolar, lo que equivale a una generación, no asisten a la escuela, continuó Russell, quien calificó la de Sudán como una “policrisis” que afecta a todos los sectores, desde la salud y la nutrición hasta el agua, la educación y la protección.
Expuso que la magnitud y la gravedad de la crisis exigen una desescalada urgente del conflicto y un acceso humanitario sin restricciones, tanto a través de las fronteras como de las líneas de conflicto, para combatir y mitigar la hambruna, y para satisfacer las necesidades inmediatas de millones de personas vulnerables.
En Sudán estalló el 15 de abril de 2023 una guerra entre ejércitos rivales, las regulares las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Sus jefes son dos generales, Abdel Fattah al Burhan (FAS), actual presidente, y Mohamed Hamdan Dagalo (FAR), quienes fueron aliados para derrocar al gobierno civil de transición en octubre de 2021 y luego rompieron, en una confrontación que tiene como telón de fondo el control de las riquezas minerales del país.
Los muertos se calculan en decenas de miles, más de 60 000 en los primeros 20 meses de conflicto. Solo a su arribo a hospitales han muerto unas 15 000 personas, civiles en su mayoría, según fuentes del gobierno sudanés. Unos 10 millones de personas han huido de sus hogares, más de un millón de ellas a países vecinos.
Los datos de Unicef indican que entre junio y diciembre de 2024 se reportaron más de 900 incidentes de violaciones contra niños, de los cuales un alarmante 80% implicó asesinatos y mutilaciones, principalmente en las regiones de Darfur (oeste), Al Jazira (centro) y Jartum, donde está la capital, del mismo nombre.
“Lamentablemente, sabemos que estas cifras son solo una fracción de la realidad”, dijo Russell, y el conflicto ha colapsado el estado de derecho, por lo que los crímenes contra los niños se llevan a cabo en un entorno de impunidad absoluta.
Con respecto a la distribución de ayuda humanitaria, explicó que las agencias de socorro se enfrentan a impedimentos para obtener los recursos necesarios, incluidos los permisos para la entrega de suministros en zonas afectadas por el conflicto.
Las partes no han acordado rutas comunes a través de las líneas de conflicto para la entrega de asistencia, y Russell subrayó el riesgo que corren los trabajadores humanitarios de sufrir ataques, lesiones e incluso la muerte, pues más de 110 de ellos han sido asesinados, heridos, secuestrados o desaparecidos.
Para terminar, la responsable de Unicef pidió al Consejo de Seguridad unidad para exigir la protección de los niños, de la infraestructura de la que dependen para sobrevivir, y presionar a todas las partes para garantizar la circulación rápida, sin trabas y segura del personal y los suministros humanitarios.
También intervino en la sesión el secretario general de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF), Christopher Lockyear, quien pidió mayor compromiso para proporcionar ayuda vital a la población civil.
El conflicto en Sudán “es, sobre todo, una guerra contra la población”, dijo Lockyear, y afirmó que ambos bandos, FAR y FAS, han sitiado ciudades, destruido infraestructuras civiles vitales y bloqueado la ayuda humanitaria.
Lockyear dijo que “las FAS han bombardeado indiscriminadamente zonas densamente pobladas. Las FAR y milicias aliadas han desatado una campaña de brutalidad, marcada por violencia sexual sistemática, secuestros, matanzas en masa, saqueo de la ayuda humanitaria y ocupación de instalaciones médicas”.
“La temporada de lluvias se avecina. La situación de hambruna se agravará. La crisis en Sudán exige un cambio fundamental que se aleje de los enfoques fallidos del pasado. Millones de vidas dependen de ello”, afirmó Lockyear.
Finalmente, se informó que la asistencia humanitaria en Sudán se resentirá seriamente por el cierre de numerosos programas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), cuyos recursos dejarán de fluir al país.
Por ejemplo, dejarán de funcionar siete de cada 10 de las 1700 cocinas establecidas con ayuda internacional para auxiliar a refugiados y desplazados por la guerra, así como más de 300 centros donde se prestan servicios mínimos de salud.
Fuente. IPS