( SPUTNIK ) Las vidas de los negros importan. Cerca del 24% de la población latinoamericana es afrodescendiente. Aunque muy diversa entre sí, comparte un pasado que tuvo su origen en uno de los capítulos más tristes de la historia: la esclavitud. El caso de George Floyd nos recordó que el racismo y exclusión social aún hoy continúan reproduciéndose.
El sistema esclavista perduró en la región por casi 400 años y ha dejado marcas profundas en nuestras sociedades. Hoy claramente se ven en las desigualdades estructurales que afectan a las poblaciones afrodescendientes.
Al menos uno de cada cuatro latinoamericanos se identifica como afrodescendiente. En 2015 había alrededor de 133 millones de afrodescendientes en 16 países de América Latina, según indica el último reporte del Banco Mundial (BM), que data de 2018. Su distribución es muy dispar: más del 91% está en Brasil y Venezuela, y un 7% en Colombia, Cuba, Ecuador y México.
Brasil tiene la mayor proporción de afrodescendientes en la región: es habitado por 105 millones. La cifra lo convierte en el segundo país con mayor proporción afrodescendiente del mundo, después de Nigeria.
El reporte del BM indica las siguientes características que representan la situación de la población afrodescendiente en Latinoamérica.
Están sobrerrepresentados en la pobreza
Los afrodescendientes están sobrerrepresentados entre los pobres. «Son la minoría más excluida más grande de la región», indica el BM. En Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay combinados, los afrodescendientes representan el 38% de la población total, pero constituyen el 49% de las personas que viven en la pobreza extrema, es decir, con menos de 3,2 dólares al día. También representan al 47% de los pobres.
En Uruguay tres de cada 10 personas que se encuentran en situación de calle son de origen afro, mientras que en la población total del país la relación es de tres cada 37. En el pequeño país sudamericano, los afrodescendientes tienen tres veces más probabilidad de ser pobres que los blancos. En Brasil tienen dos veces más probabilidades.
Tienen menos años de educación
El 83% de la población no afrodescendiente completó primaria, sin embargo, ese porcentaje se reduce a 64% si se trata de afrodescendientes. La brecha no hace más que crecer en los subsiguientes niveles educativos:
- 30% de afrodescendientes completó secundaria contra un 46% de no afrodescendientes.
- 5% completó la educación terciaria contra el 14% de sus pares no afrodescendientes.
Están en pocos lugares de toma de decisiones
Tanto en el sector privado como en el público, las personas de origen afro tienen menores posibilidades de acceder a lugares de toma de decisiones. Un ejemplo de ello es que menos de 100 legisladores representan a toda la comunidad afrodescendiente latinoamericana.
«Con pocas excepciones, los países de la región se han resistido a reservar cuotas para líderes o partidos políticos afrodescendientes en su arquitectura institucional, ni han incentivado la inclusión política de los afrodescendientes por otros medios», explica el BM.
Tienen menos oportunidades de movilidad social
Los afrodescendientes latinoamericanos son 2,5 veces más propensos a vivir en condiciones de pobreza crónica que blancos y mestizos.
En Ecuador, por ejemplo, el 27% de los hogares afrodescendientes vivieron en pobreza crónica entre 2009 y 2012, un periodo de crecimiento generalizado, y el 26% entre 2013 y 2015, un periodo de desaceleración económica.
«La trampa de la pobreza que afecta a numerosos afrodescendientes es exacerbada por otras dimensiones, como las disparidades prevalecientes entre contextos rurales y urbanos o las asociadas con el género del jefe de familia», sostiene el BM.
En Brasil los hogares encabezados por hombres son un 7% menos propensos a ser pobres que los hogares encabezados por mujeres.
EL BM concluye que los niños afrodescendientes latinoamericanos, por tanto, nacen con oportunidades desiguales y tienen menor acceso a servicios y espacios de calidad, «lo que limita el desarrollo pleno de su potencial humano y predetermina buena parte de sus vidas».
Son más violentados
América Latina es la región más violenta del mundo, y los afrodescendientes son las principales víctimas. Son víctimas del crimen y la violencia con mayor frecuencia que una persona con otro origen étnico-racial. Existen pocos datos etnorraciales sobre violencia fuera de Brasil, pero sobre ellos se puede decir que han estado históricamente sobrerrepresentados entre las víctimas de homicidio, un patrón que según el BM solo ha empeorado en las últimas décadas.
Alrededor de 60.000 personas mueren en Brasil cada año debido a la violencia, lo que lo convierte en uno de los países más violentos del mundo. Sin embargo, la violencia no afecta a todos los brasileños por igual: 92% de las víctimas de homicidio son hombres jóvenes, y 71% son afrodescendientes. Es decir que hasta tres de cada cuatro víctimas de homicidios son afrodescendientes.
El BM señala que gran parte de la violencia que experimentan los afrodescendientes se debe a que habitan territorios marginados en condiciones socioeconómicas malas; no obstante, también señalan que existe «abundante evidencia» de otras regiones —especialmente de América del Norte— de que los sesgos raciales exacerban su predisposición a ser victimizados, tanto por criminales como por instituciones