(LA NACIÓN ARGENTINA) El presidente Alberto Fernández hizo un fuerte llamado a la unidad dentro del Mercosur, pero también le envió una advertencia a Jair Bolsonaro, a quien no nombró, en medio de la tensión entre la Argentina y Brasil por las diferencias en torno a las medidas comerciales de la región.
«Guardo por todos los líderes el respeto que se merecen aunque no pienso igual a muchos. Sé que mi paso por la historia argentina es un paso y no tengo derecho a frustrar la aspiración continental que tenemos de unirnos y crecer juntos simplemente porque no pienso igual. Estoy aquí para que nos unamos. La historia nos ha dado al oportunidad de revisar lo que se ha hecho y hacerlo de otro modo», dijo el mandatario en un discurso.
Fernández aseguró que la pandemia de coronavirus obligará al mundo a repensar los procesos económicos, aunque admitió que la «globalización es un hecho consumado». El Presidente pidió unirse para «enfrentar el desafío» de un modo que deje de lado a quienes «buscan su suerte individualmente». El mensaje de Fernández apuntó al gobierno de Brasil, que promueve una liberalización acelerada de la economía del grupo.
El mensaje no obtuvo respuesta de Bolsonaro cuando le tocó hablar, al término del discurso de Fernández. El brasileño no respondió a las palabras del Presidente, pero en su discurso -que fue el mas breve de todos- insistió en que es «necesario» reformular las medidas estructurales del Mercosur para agilizarlo, como el Arancel Externo Común (AEC), cuyos niveles tan altos convierten hoy al bloque regional en uno de los más cerrados de mundo. La exhibición de las posturas opuestas que provocaron una fuerte crisis interna en el Mercosur hace apenas dos meses vuelve a dejar al bloque frente a un futuro incierto.
El Presidente tuvo hoy su debut en la cumbre del bloque regional desde que asumió la Presidencia. Fue, también, la primera vez que se cruzó en la misma mesa (virtual) con el presidente de Brasil, con quien mantiene una mala relación. Los mandatarios no solo no hablaron, sino que Fernández lanzó palabras elogiosas para todos los partícipes de la cumbre, menos a Bolsonaro. Llamó «querido amigo» al presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y «Marito», al presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez. También llamó «amigo» a Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE).
«Hay que entender que la unión de nuestros pueblos precede a nuestra condición de gobernantes ocasionales. América Latina, por origen y destino, está llamada a ser una región unida y absolutamente integrada. Las diferencias que puedan surgir pasan a un segundo plano a la hora de entender que son los pueblos que se vinculan más allá de los gobiernos», sostuvo el Presidente. Y amplió: «Más allá de lo que nosotros pensemos estamos obligados a buscar un destino común porque son nuestros pueblos los que nos exigen que así sea».
En tanto, el Presidente habló del «camino iniciado» con respecto al acuerdo del Mercosur con la UE y dijo que hay un desafío para corregir las «asimetrías» del pacto.
Tras el discurso de Fernández y de Bolsonaro -que habló menos de cinco minutos-, Lacalle Pou retomó las palabras del Presidente y, aunque pidió avanzar con las negociaciones de libre comercio con países como Corea del Sur, admitió que «es mejor no avanzar» si los países «no están dispuestos a terminar el proceso». «No deben existir alineamientos políticos del bloque. Somos gobernantes circunstanciales», dijo el uruguayo, cuyo país asumirá hoy la presidencia pro témpore del bloque.
Abdo Benítez, en tanto, insistió en su discurso con la reformulación del Arancel Externo Común (AEC) del grupo, uno de los temas que genera disidencias entre la Argentina y el resto de los socios. Mientras que Brasil, Uruguay y Paraguay reclaman una reducción contundente de esos aranceles al comercio exterior, el gobierno de Fernández se opone. El plan, impulsado con fuerza por Bolsonaro, pretende bajar el arancel del 14% actual en promedio a otro alrededor del 5%.
El llamado de Fernández a la unidad regional llega semanas después de que se registrara la mayor crisis interna del Mercosur, provocada por una decisión de la Argentina de suspender su participación en las negociaciones externas del bloque, una medida que finalmente no se concretará.