( Prensa Latina) El derecho internacional debe respetarse, declaró hoy el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, durante una visita a Grecia para analizar las recientes acciones de Turquía en el mar Mediterráneo.
El progreso en las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Ankara solo es posible si el país euroasiático se abstiene de continuar con las provocaciones, destacó Maas con referencia a la exploraciones de gas natural efectuadas por esa nación en el área, consideradas ilegales por el mecanismo regional.
Tras una reunión en esta capital con su homólogo griego, Nikos Dendias, el jefe de la diplomacia germana destacó no obstante la importancia de mantener el diálogo ‘honesto y abierto’ con Turquía, país al que calificó como ‘estratégicamente importante’.
Además del diferendo en el Mediterráneo, Grecia acusa a la nación euroasiática por violaciones de su espacio aéreo así como por utilizar a los migrantes para ejercer presión política contra la UE.
Chipre y Francia instrumentan una campaña para que el bloque comunitario endurezca su postura hacia el Gobierno de Recep Tayid Erdogan, en tanto el gobierno turco instó en días recientes a eliminar el doble rasero en las relaciones bilaterales y elogió la disposición al diálogo expresada por el bloque.
Mediante un comunicado el Ejecutivo de Ankara aludió a comentarios del alto representante de la UE para política exterior, Josep Borrell, tras la primera reunión presencial el Consejo de Asuntos Europeos luego de la llegada de la Covid-19 a esta zona geográfica.
Borrell comentó que el vínculo bilateral no es favorable en estos momentos pero exhortó a buscar mecanismos efectivos para el diálogo.
Las diferencias entre el boque regional y Ankara giran en torno a la situación en Libia a raíz de la firma por parte del ejecutivo turco de un convenio con la autoploclamada República del Norte de Chipre y el Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) de Libia, reconocido por la ONU, sobre la delimitación de aguas en el Mediterráneo oriental.
El bloque regional también cuestiona la decisión del ejecutivo turco de convertir en mezquita la antigua Basílica de Santa Sofía, acción criticada dentro y fuera del país y que pudiera tensar aún más las ya difíciles relaciones entre ambas partes, según analistas.