- «Los principios democráticos son la vía para construir justicia social y bienestar en medio de una diversidad de visiones, ideales o banderas», exclamó en mensaje conmemorativo a los 197 años de independencia.
- Apeló a la tradición costarricense para resolver de manera excepcional la situación fiscal, postergada por mucho tiempo y que hoy amenaza el crecimiento, el empleo y la inversión social.
- «Nuestra institucionalidad democrática es suficiente para trascender cualquier dificultad de corto plazo y garantizar a las generaciones que vienen, un futuro justo y pacífico como lo plasmaron nuestros antepasados», aseguró.
El Presidente Carlos Alvarado Quesada reiteró la esperanza del Gobierno de que «el liderazgo del Movimiento de Unidad Sindical retome la ruta costarricense, a partir de los espacios de encuentro que hoy se vislumbran» y expresó su convicción de que «como país tenemos las condiciones para seguir escribiendo nuestra historia de paz social y desarrollo».
«Estamos frente a una gran prueba de patriotismo: reconocer que los principios democráticos y la institucionalidad forjada por nuestros antepasados son la vía para construir justicia social y bienestar en medio de una diversidad de visiones, ideales o banderas», agregó.
En un vehemente y esperanzador discurso, pronunciado en la sesión de Consejo de Gobierno este 14 de setiembre en la Municipalidad de Cartago, el mandatario conmemoró los 197 años de la independencia de Costa Rica de España.
Refiriéndose al movimiento huelguístico iniciado el lunes pasado, reiteró que siempre ha estado abierto el llamado al diálogo social, «sin mayor condición que la garantía de paz y respeto a los derechos y servicios fundamentales que requiere nuestra población, tal como lo han hecho miles de trabajadores públicos, a quienes hacemos expreso el agradecimiento de la Patria».
Reconoció que «los tiempos que vive nuestra familia costarricense no son ordinarios. No lo fueron hace 197 años y no lo son ahora. La diferencia es que hoy tenemos una ruta andada, y una clara convicción de que nuestra institucionalidad democrática es suficiente para trascender cualquier dificultad de corto plazo, y garantizar así a las generaciones que vienen un futuro justo y pacífico como lo plasmaron nuestros antepasados».
«Somos hijos y herederos de un pequeño, pero valiente grupo de costarricenses que venció la oscuridad, la incertidumbre y los miedos de construir su propio destino», dijo, y agregó: «Avanzar y no paralizarnos por el temor es el carácter hoy nuestro futuro demanda a los y las costarricenses del Bicentenario».
Al referirse al problema fiscal que enfrenta el país dijo que «debemos responder de manera excepcional ante una situación que, por mucho tiempo, hemos creído digna de postergar, pero que hoy amenaza el crecimiento, el empleo y la inversión social que necesitamos para que nuestra tierra siga siendo un espacio de sostenibilidad, equidad, armonía y bienestar», advirtió.
Concluyó recordando que «hemos llegado acá, a la conmemoración 197 de nuestra independencia, con una misma consigna: la llama de nuestra independencia y libertad no se apagará nunca. Estará encendida de cara a nuestros retos más difíciles; porque esa llama arde ferviente en nosotros; esa es la tea que llevamos en nuestros corazones».