San Salvador, 14 oct (EFE).- Miles de salvadoreños recibieron hoy la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero con alegría y lágrimas en la plaza frente a la Catedral Metropolitana de San Salvador.
Los feligreses, congregados desde la noche del sábado, se unieron en un fuerte aplauso cuando el papa Francisco declaró santo a Romero, asesinado en 1980 por un escuadrón de extrema derecha y conocido desde hace muchos años como “San Romero de América”.
A los aplausos se unieron las ovaciones y consignas en honor al primer santo salvadoreño.
También repicaron las campanas de la catedral y de varios templos en todo el país, como lo pidió el arzobispo, José Luis Escobar, a los párrocos.
Varias personas, principalmente las de mayor edad, se fundieron en abrazos y lloraron, mientras que en los altavoces eran recordados los “ejecutados, desaparecidos y torturados por el régimen” antes y durante la guerra civil (1980-1992).
Romero, amado en vida y venerado tras su muerte, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador.
El papa alabó atención a los pobres de Romero y Pablo VI durante canonización
Ciudad del Vaticano, 14 oct (EFE).- El papa Francisco alabó hoy la atención a los pobres que tuvieron en su vida el arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, y Pablo VI durante su pontificado, en la homilía de la ceremonia en la que fueron declarados santos.
Francisco elogio san Oscar Romero, asesinado en 1980 por un comando de la ultraderecha, que abandonó “la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.
Mientras que de Pablo VI (cuyo pontificado fue de 1963 a 1968) resaltó que fue “profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres.
También hizo referencia a los problemas dentro de la misma Iglesia que tuvo el papa Giovanni Battista Montini
“Pablo VI, aun en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús”, agrego.
De Pablo VI recordó además que “fue el sabio timonel” del Concilio Vaticano II y que animó a “vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad”.
El papa Francisco proclamó también santos a la que es considerada la primera santa boliviana, aunque nacida en Madrid (España), Nazaria Ignacia March; a los italianos Francesco Spinelli, Vincenzo Romano y Nunzio Sulpriziola y la religiosa alemana María Katharina Kasper.
Todos estos santos, en diferentes contextos, señaló el pontífice argentino, “han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar” y abogó para que “el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”.
Ante cerca 70.000 personas, entre ellas miles de peregrinos salvadoreños, Francisco les dijo: “No vayas detrás de Jesús solo cuando te apetezca, sino búscalo cada día; no te conformes con observar los preceptos, con dar un poco de limosna y decir algunas oraciones: encuentra en él al Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida, la fuerza para entregarte”.
“Él te pide que dejes lo que paraliza el corazón, que te vacíes de bienes para dejarle espacio a Él, único bien. Verdaderamente, no se puede seguir a Jesús cuando se está lastrado por las cosas”, destaco.
Subrayó que San Pablo decía “que el amor al dinero es la raíz de todos los males” e insistió en que “donde el dinero se pone en el centro, no hay lugar para Dios y tampoco para el hombre”.
“Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso”, agrego.
Por ello instó a pedir “la gracia de saber dejar por amor del Señor: dejar las riquezas, la nostalgia de los puestos y el poder, las estructuras que ya no son adecuadas para el anuncio del Evangelio, los lastres que entorpecen la misión, los lazos que nos atan al mundo”. EFE
San Salvador, 14 oct (EFE).- Miles de salvadoreños recibieron hoy la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero con alegría y lágrimas en la plaza frente a la Catedral Metropolitana de San Salvador.
Los feligreses, congregados desde la noche del sábado, se unieron en un fuerte aplauso cuando el papa Francisco declaró santo a Romero, asesinado en 1980 por un escuadrón de extrema derecha y conocido desde hace muchos años como “San Romero de América”.
A los aplausos se unieron las ovaciones y consignas en honor al primer santo salvadoreño.
También repicaron las campanas de la catedral y de varios templos en todo el país, como lo pidió el arzobispo, José Luis Escobar, a los párrocos.
Varias personas, principalmente las de mayor edad, se fundieron en abrazos y lloraron, mientras que en los altavoces eran recordados los “ejecutados, desaparecidos y torturados por el régimen” antes y durante la guerra civil (1980-1992).
Romero, amado en vida y venerado tras su muerte, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador.