( DW) El Informe de Exportaciones de Armamento presentado este miércoles (17.06.2020) por el Gobierno de Alemania muestra que el gobierno autorizó la exportación de material militar por valor de 8.015 millones de euros, lo que supone un incremento de casi el 170 por ciento en comparación con los 4.824 millones que recibieron el visto bueno en 2018, un año en el que las ventas fueron menores que de costumbre.
El reporte sostiene que el 55,9 por ciento de esas exportaciones eran entregas planificadas a países de la Unión Europea, la OTAN o similares, como Australia, Japón o Suiza. En cambio, para el envío de material a los llamados «terceros países», Berlín entregó autorizaciones por un total de 3,53 mil millones de euros. Son estos los casos que suelen generar polémica, pues muchas veces se trata de estados que participan en conflictos o violan los derechos humanos.
Se destaca que en 2019 casi una cuarta parte de las exportaciones autorizadas, por valor de 1,7 mil millones de euros, corresponden a una operación de compra extraordinaria por parte de otro miembro de la Unión Europea, Hungría. En ese total se incluyeron no solo armas convencionales, sino también vehículos para la protección de embajadas, dispositivos para remover minas, equipos de radio, trajes y radares, entre otros.
El efecto Khashoggi
Las ventas que más discusión provocan dentro de Alemania son aquellas que incluyen a países en conflicto, como Turquía, cuyo ejército está involucrado en Siria en ataques posiblemente contrarios al derecho internacional. De acuerdo con el informe, Alemania aprobó 187 solicitudes de exportación a Turquía, por un valor total de 31.618.242 euros.
Del informe se desprende que, tras su compromiso de detener la venta de armas a Arabia Saudita tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, el Gobierno alemán solo autorizó la venta de vehículos y protecciones destinados a la seguridad de las embajadas. Sin embargo, el Consejo Federal de Seguridad no puso objeciones a la firma de ventas por valor de 256 millones de euros destinadas a Emiratos Árabes Unidos, a pesar de que la coalición de Gobierno se hubiese comprometido a no suministrar armas a los Estados implicados en el conflicto de Yemen.