*Varios días antes y propiamente el 2 de agosto de cada año, fecha en que se conmemora la aparición de la Virgen de los Ángeles, “la Negrita” para todos los ticos, personas de distintos orígenes y edades caminan hacia su santuario en la iglesia cartaginesa, para agradecer los favores concedidos, pedir su intercesión ante problemas acuciantes o simplemente rendir tributo a la Patrona de Costa Rica. (Foto de portada: Misioneros digitales católicos, MDC)
Adriana Núñez, periodista carné 417
Según sacerdotes católicos, la devoción a la Virgen María y el culto que se rinde a su imagen, especialmente en las naciones donde bajo distintos nombres se reconocen sus apariciones a lo largo de los siglos, han sido siempre tan entusiastas como antiguos; expertos en materia religiosa afirman que su veneración nació prácticamente cuando el arcángel Gabriel, al anunciarle que estaba encinta, fue el primero en rendirle tributo al abordarla con la frase de “llena de gracia tú que la has hallado ante los ojos del Señor”.
Aunque muchísimos años antes del nacimiento de Jesús, algunas culturas importantes adoraban deidades femeninas, como lo hicieron por ejemplo los antiguos egipcios al venerar una imagen de la diosa Isis, donde aparecía amamantando a su hijo, el dios Horus, alrededor del siglo VII antes de Cristo, lo cierto es que después del advenimiento del Hijo del Hombre, desde los primeros siglos de consolidación del cristianismo, algunos padres de la iglesia griega y latina comienzan a referirse a la Madre de Dios como “inmaculada”; entre ellos, San Justino o San Ireneo. Consecuentemente, las primeras noticias sobre la celebración de dicha fiesta en varios monasterios de Palestina, datan del siglo VII d.C.
Otros expertos en la materia, atribuyen el origen del culto a la Virgen, a la celebración -en el siglo IV- de la fiesta de la dedicación, que se efectuaba en una antigua basílica mariana de Jerusalén, sobre cuyas ruinas fue construida mucho tiempo después, en el siglo XII, la actual iglesia de Santa Ana. Se dice que en ese lugar se hallaba la casa de los padres de María, Joaquín y Ana, y que fue precisamente allí donde nació María.
Pero desde los albores del cristianismo -aunque en sus inicios sólo se incluía como parte de la adoración a su Hijo- la imagen de María, madre y protectora de todos los hombres, fue tomando fuerza.
“Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones” (Lucas 1, 48)
Para los costarricenses, honrar a María, especialmente mediante el tributo sincero a la aparición de la Virgen de los Ángeles, es una costumbre muy arraigada, independientemente de si son cristianos, católicos practicantes o simplemente admiradores de su vida y ejemplo.
Fue una joven mulata de nombre Juana Pereira quien encontró la pequeña imagen de “la Negrita” sobre una piedra, un 2 de agosto de 1635, en lo que se conocía como la Puebla de los Pardos, en Cartago, señalado como el lugar preciso del hallazgo. Tras varios hechos sorprendentes en los que desaparecía de donde la tenían guardada y volvía a aparecer en ese punto, con sus propios recursos, los pobladores levantaron una ermita que con el tiempo se transformó en lo que hoy conocemos como el Santuario de la Basílica de Los Ángeles, sitio principal de devoción y peregrinación para miles de costarricenses.
La Virgen de los Ángeles fue proclamada como patrona de Cartago en 1782 y posteriormente, en 1824, como patrona oficial de Costa Rica según acuerdo de la Asamblea Constituyente. Finalmente, la Iglesia Católica de Roma, durante el papado de Juan Pablo II, ratificó esa designación desde el punto de vista religioso.
Precisamente, en ocasión de su viaje a Centroamérica, el recordado Pontífice, en su discurso de despedida en Costa Rica, el 5 de marzo de 1983, señaló:
“A la Patrona de Costa Rica, la Virgen de los Ángeles, dirijo de nuevo mi reverente recuerdo y ferviente plegaria, para que interceda ante su Hijo por esta nación, la mantenga en la paz y concordia, y extienda su mano protectora sobre todos y cada uno de sus hijos costarricenses.”
“Los encuentros tenidos me han permitido conocer mejor a este querido pueblo y los profundos valores humanos, morales y religiosos que han construido y sostienen este país. Mi mayor deseo es que estos valores sean conservados y consolidados, porque así se podrá mirar con esperanza y optimismo hacia el futuro.”
Por esas mismas razones: amor, fervor y humildad frente a la figura de la madre de Jesús, cada año, cientos de miles de hombres y mujeres de distintos estratos, creencias y costumbres, realizan una peregrinación hacia la Basílica de los Ángeles, en la provincia de Cartago, con el fin de rendirle honor a la Virgen de Los Ángeles. Estamos seguros de que en esta ocasión, una mayoría abogará ante la imagen de Nuestra Señora, no sólo por su intercesión ante los problemas personales que les agobian sino también porque a nuestra pequeña y hermosa tierra, regresen el entendimiento, el respeto, la paz y la seguridad de los miembros de la familia -en especial la de los niños y jóvenes- que están siendo cada vez más amenazados.
Fuente. Grupovisioncr