En una histórica votación, este 4 de septiembre Chile salió a las urnas a una elección muy partículas, aceptar o rechazar la nueva constitución creada por una asamblea constituyente cuyos autores fueron sectores indígenas, izquierdistas progresistas y actores de sectores sociales minoritarios.
El texto de la nueva constitución contenía algunos artículos que creaban mucha duda en la población sobre su significado real, algunos de ellos otorgaban privilegios a las minorías, supuestamente, excluidas afectando de manera explícita a las mayorías sociales.
En un discurso el presidente Boric reconoció que la voz de los chilenos que de forma contundente dijeron RECHAZO, es un llamado al análisis y reestructuración de la conversación social e hizo un llamado a la Unidad Nacional para buscar un camino que conduzca al verdadero progreso y justicia para todos.
Chile quiere una nueva constitución pero no basada en ideologías que privilegien minorías, sino una que exprese realmente la justicia que necesita el país.
Una nueva Constitución sí, pero no esta.
Ese es el mensaje que dio este domingo Chile al rechazar ampliamente la propuesta de una nueva Constitución.
Con el 99,4% de las mesas escrutadas y una histórica participación de 13 millones de personas, el «rechazo» obtuvo casi un 62% de votos por el 38% del «apruebo».
La victoria del «rechazo» mantiene así abierto el cambio constitucional, que se había presentado como solución para resolver las tensiones del estallido social de 2019, pero queda por ver cómo seguirá ahora el proceso.
Tras aprobar redactar una nueva Constitución (en 2020) y elegir a los miembros de la Convención para escribirla (en 2021), el país decidió finalmente a través de un plebiscito obligatorio este domingo rechazar la Carta Magna propuesta.
Con la victoria del «rechazo», la Constitución de 1980, redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y reformada de forma parcial en democracia, seguirá vigente.
El resultado de la Convención, compuesta de forma paritaria por mujeres y hombres, fue un texto que consta de 178 páginas, 388 artículos y 54 normas transitorias que fue ampliamente rechazado.
Conforme fue trabajando la Convención, que generó diversas polémicas, y tras conocerse el texto propuesto se agudizó la división en el país, que en 2020 votó por una abrumadora mayoría de casi el 80% por cambiar la Constitución de 1980.
Las otras alternativas presentadas para el cambio constitucional, las críticas al texto, sobre todo a cuestiones como la autonomía de los pueblos indígenas, y el trabajo de la Convención son algunas de las razones que explican el resultado de este domingo, calificado como «contundente» por el presidente, Gabriel Boric.
El carácter plurinacional del Estado, el derecho a la interrupción voluntaria de embarazo, la reelección presidencial, el sistema de justicia y la eliminación del Senado son algunos de los temas incluidos en la propuesta constitucional que generaron más animadversión entre la ciudadanía.
Una Constitución «identitaria»
El «rechazo» al texto había congregado apoyos transversales de diferentes sectores políticos, preocupados por cuestiones como la plurinacionalidad, dado que el texto constitucional reconocía la autonomía de los pueblos indígenas, o el temor por una supuesta pérdida del derecho de propiedad, entre otras cosas.
«La Constitución fue muy identitaria, hubo una especie de resistencia, de rechazo, a un texto que parecía darle a los pueblos originarios una preeminencia que nunca habían tenido en Chile y un rechazo muy puntual a la gestión de Boric, que tiene que ver con orden público y con la economía», dijo a la agencia Reuters el analista político Cristóbal Bellolio.