( Prensa Latina) Contenida la fase más aguda de la epidemia de Covid-19, Italia enfrenta sus secuelas económicas y sociales en un contexto internacional adverso y de futuro incierto.
Las estadísticas más recientes muestran una mejoría sostenida en todos los indicadores de la curva de la enfermedad, con una reducción progresiva en el número de nuevos casos y decesos diarios, con 174 y 22 la víspera, respectivamente.
Al mismo tiempo aumentan los curados y disminuye el número de los que permanecen aún bajo tratamiento, con alrededor del 90 por ciento de los pacientes en aislamiento domiciliario y menos de un centenar en terapia intensiva. En su más reciente evaluación semanal, el Instituto Superior de Salud señaló que el marco general de transmisión e impacto de la infección del nuevo coronavirus en Italia, se mantiene en un nivel bajo de criticidad con una incidencia de 5,98 por cada 100 mil habitantes, en los 14 días comprendidos entre el 8 y el 21 de junio.
Las medidas de cierre permitieron controlar la epidemia del virus Sars-CoV-2 en el territorio nacional, aunque la transmisión continúa con una incidencia heterogénea en las 21 regiones, apuntó el estudio, el cual subrayó la importancia de mantener las normas indicadas para prevenir el contagio.
Mientras tanto, en la última semana de este mes se evidenciaron señales de recuperación en el ámbito económico, al pasar de 94,3 puntos en mayo a 100,6 puntos en junio del clima de confianza de los consumidores en ese mes respecto al precedente.
De acuerdo con la información suministrada por el Instituto Nacional de Estadísticas (Istat), todos los componentes relacionados con los consumidores crecieron con destaque para el económico el cual pasó de 72,9 a 87,2, seguido por el futuro, de 93,1 a 105,6, personal, de 100,9 a 104,5 y corriente de 95,0 a 96,4, respectivamente.
Asimismo, el índice de confianza empresarial avanzó, en el mismo período, de 52,7 a 65,4, con progresos en la industria manufacturera, tanto en las valoraciones sobre las órdenes como en las expectativas de producción, al tiempo que se registró un ligero aumento de los inventarios de producción terminada.
En el marco regional, Italia marcha tercera, empatada con España, con 8,2 puntos de ganancia en el Indicador del Sentimiento Económico calculado por la Comisión Europea, el cual aumentó de 63,0 en mayo a 71,2 en junio, cifra todavía inferior al 83,7 registrado en marzo.
Encabezan la relación Francia y Países Bajos, con aumentos de 9,4 y 8,3, respectivamente, mientras el incremento promedio en los países miembros de la zona euro se ubica en 8,2 y la de la Unión Europea en 8,1.
Sin embargo, en opinión del Centro de Estudios de la principal organización empresarial italiana, Confindustria, la reanimación de la economía se muestra frágil y difícil y apuntó que los datos del PMI (Purchasing Managers’ Index) confirman que el reinicio no alcanza la plenitud.
El informe pronosticó un decrecimiento de 20 por ciento del PIB en el segundo trimestre, el cual debe ser el peor momento de la crisis, a la espera de que se concrete un repunte en el tercero, hasta cerrar 2020 con menos nueve por ciento.
En un sentido similar se pronunció el Fondo Monetario Internacional (FMI) el cual pronosticó un decrecimiento de 12,8 por ciento de la economía italiana este año, 3,7 puntos porcentuales negativos más que su estimado de abril último.
La institución financiera con sede en Washington advirtió que en sus proyecciones existe un grado de incertidumbre ‘inusitadamente elevado’, debido a que las previsiones de base se fundamentan en presunciones críticas sobre las secuelas de la pandemia.
Para el Istat, la contracción del PIB este año debe ser de 8,3 por ciento respecto al anterior, aunque advirtió sobre la fragilidad de esa, y otras previsiones, debido a las incertidumbres relacionadas con la evolución de la emergencia sanitaria y la capacidad de resistencia de los sistemas económicos a escala global.
La coyuntura internacional, añadió, se presenta excepcionalmente negativa a pesar de las medidas rápidas e ingentes adoptadas para apoyar el ingreso de las familias y las empresas.