Manila, 5 oct (EFE).- El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, admitió haberse sometido recientemente a varios chequeos médicos por una dolencia que no reveló, lo que ha reavivado hoy la polémica en el país en torno al estado de salud del mandatario.
“Hace tres semanas me sometí a una endoscopia y una colonoscopia. Y el miércoles, cuando estaba a punto de ir a una reunión de gabinete, mi médico me recomendó repetir algunas pruebas y tomar más muestras”, aclaró anoche Duterte en un evento en el palacio presidencial.
El presidente explicaba así la cancelación a última hora de una reunión con su gabinete el pasado miércoles, lo que suscitó controversia después de que varios medios publicaran que Duterte, de 73 años, estaba ingresado en el hospital Cardinal Santos de Manila.
Aunque no reveló cuál es su dolencia, Duterte aludió expresamente al cáncer, ya que hay rumores que apuntan a que pueda padecer esa enfermedad.
“Aún no tengo los resultados de las pruebas, pero si es cáncer, lo diré”, aseveró Duterte, cuya salud ha sido cuestionada en varias ocasiones desde que se postuló hace dos años a la presidencia del gobierno.
La actual Constitución de 1987 establece que “en caso de enfermedad grave del presidente, se deberá informar al público sobre su estado de salud”, por lo que la prensa filipina en las últimas semanas ha preguntado insistentemente a diversos miembros del gabinete sobre ese asunto.
Esta misma semana, el portavoz presidencial, Harry Roque, afirmó que estaba ya cansado de responder preguntas sobre la salud de Duterte y reiteró que este se encontraba “bien”.
“Si tiene una enfermedad grave, la gente lo sabrá. El presidente es abogado y conoce su obligación constitucional. Pero de momento no hay razón para divulgar sus informes médicos y los seguimos considerando confidenciales”, explicó Roque el pasado miércoles. EFE