Internacional

Cristianos en Siria: Entre el Legado Histórico y la Incertidumbre bajo el Dominio de HTS

Los cristianos en Siria tienen una historia que se remonta a los primeros días del cristianismo, siendo una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo. Siria fue un centro clave para la expansión de esta fe, con ciudades como Antioquía (hoy en Turquía, pero históricamente parte de la región siria) desempeñando un papel fundamental en la difusión del cristianismo primitivo. Durante el Imperio Romano y el Bizantino, los cristianos prosperaron, y tras la conquista islámica en el siglo VII, convivieron como minoría bajo diversos regímenes musulmanes, a menudo con un estatus de «dhimmis» (protegidos, pero subordinados). A pesar de períodos de persecución, como durante el Imperio Otomano y eventos como el genocidio asirio en el siglo XX, los cristianos sirios mantuvieron una presencia significativa, representando alrededor del 15-16% de la población a principios del siglo XX.

Antes del estallido de la guerra civil en 2011, los cristianos constituían aproximadamente el 10% de la población siria (unos 1.5-2 millones de personas). La comunidad estaba formada por diversas denominaciones, como la Iglesia Ortodoxa de Antioquía, la Iglesia Católica Melquita, la Iglesia Ortodoxa Siria y minorías protestantes y asirias. Durante el régimen de los Assad (Hafez y luego Bashar), los cristianos disfrutaron de cierta protección y tolerancia, ya que el gobierno baazista promovía un nacionalismo secular que evitaba el sectarismo extremo. Sin embargo, esta protección vino acompañada de un control estricto y autocensura debido al omnipresente aparato de seguridad.

La guerra civil siria (2011-2024) marcó un punto de inflexión devastador. Grupos extremistas como el Estado Islámico (ISIS) y el Frente al-Nusra atacaron a las comunidades cristianas, destruyendo iglesias, secuestrando líderes religiosos y desplazando a cientos de miles de personas. Muchas zonas cristianas, como Alepo y Maaloula, sufrieron violencia directa. Esto provocó un éxodo masivo: se estima que la población cristiana se redujo a menos de 300,000 para 2024, apenas un 2-3% de la población total. La caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, tras la toma de poder por parte de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), un grupo islamista con raíces yihadistas, generó incertidumbre sobre el futuro de las minorías religiosas, incluidos los cristianos.

Tras la caída de Assad, HTS prometió inicialmente tolerancia hacia las minorías religiosas, incluyendo a los cristianos, como parte de un esfuerzo por legitimarse internacionalmente. Sin embargo, a principios de marzo de 2025, una ola de violencia sectaria estalló en las provincias costeras de Latakia y Tartus, zonas con presencia de cristianos, alauitas y otras minorías. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, entre el 6 y el 9 de marzo, más de 1,000 personas murieron, incluyendo civiles de estas comunidades, en enfrentamientos entre fuerzas leales al nuevo gobierno de HTS y grupos armados vinculados al antiguo régimen de Assad. Aunque los ataques parecen haber estado dirigidos principalmente contra los alauitas (la minoría a la que pertenecía Assad), los cristianos también han sido afectados, con informes confirmados de al menos tres muertes cristianas el 6 y 7 de marzo.

Organizaciones como Puertas Abiertas han advertido que, pese a la falta de evidencia de una persecución sistemática contra cristianos por parte de HTS en este momento, la violencia ha generado un clima de miedo. Muchas iglesias en Latakia y Tartus cancelaron sus servicios dominicales, y los cristianos locales temen que esta escalada marque el inicio de un período de venganzas sectarias. Los tres patriarcas principales de las iglesias sirias (ortodoxa griega, ortodoxa siria y católica melquita) emitieron una declaración conjunta el 8 de marzo condenando la violencia y pidiendo reconciliación nacional, igualdad y el fin de los ataques a civiles.

Por otro lado, circulan rumores y desinformación en redes sociales sobre masacres masivas de cristianos, pero fuentes confiables, como Puertas Abiertas, han desmentido gran parte de estas afirmaciones, confirmando solo casos aislados. La comunidad cristiana, ya diezmada por años de guerra, enfrenta ahora una nueva incertidumbre: algunos temen un nuevo éxodo, mientras otros observan con cautela las promesas de HTS de estabilidad y coexistencia. La Unión Europea, meanwhile, ha comprometido 2,500 millones de euros en ayuda para Siria en 2025-2026, pero sin condiciones claras sobre la protección de minorías, lo que ha generado críticas.

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