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El papa Francisco ha instado a los cristianos a «tender la mano a los pobres» y a llenar sus corazones de «esperanza» en un tiempo en el que «el mal» parece reinar, según se desprende de un mensaje para la IV Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará el 15 de noviembre, y que fue difundido este sábado por el Vaticano.
El papa constata que «las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de Internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen de que el mal reina soberano». Sin embargo, asegura que «no es así», pues, si bien «está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción», la vida también «está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza».
El sumo pontífice indica que la pandemia —que «llegó de repente y nos tomó desprevenidos, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia«— ha hecho que las personas se sientan «más pobres y débiles», al haber experimentado «el sentido del límite y la restricción de la libertad».
En estos meses difíciles, en los que «el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto», hemos podido ver muchas «manos tendidas», destaca Francisco, que elogió la labor de médicos, enfermeros, empleados de la administración, farmacéuticos, sacerdotes, voluntarios, quienes trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad y «otras manos tendidas» que han «desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo«.
Esta actitud contrasta con la de aquellos que «tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices», reza el mensaje del sumo pontífice, que denuncia «el cinismo» y la «indiferencia» de quienes mueven fortunas desde su ordenador, acumulan el dinero con la venta de armas y drogas, así como de los corruptos y los legisladores que «establecen leyes que ellos mismos no observan».