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Enfermeros denuncian que albergue los intimida

Tomado de: Diario Extra / 26 noviembre 2019

Es un hecho que cada vez que alguien se anima a denunciar públicamente aparentes atropellos a la integridad de las personas, más voces deciden dejar el silencio y unirse a los demandantes.

Esto ocurrió con colaboradores y excolaboradores de Residencia Nuestra Señora de los Ángeles en San Josecito de San Isidro, Heredia, quienes se acercaron a DIARIO EXTRA para denunciar aparentes atropellos laborales y supuestas agresiones, tanto físicas como psicológicas, contra adultos mayores que residen en ese centro.

Declararon que las presuntas irregularidades se presentan desde hace más de cinco años y la razón por la cual decidieron hablar obedece a las supuestas intimidaciones que reciben de la administración si por alguna razón abren la boca.

Seidy Gutiérrez, administradora del albergue, indicó a El Diario Extra en el reportaje que se publicó el martes que existían retrasos en los pagos salariales a causa de problemas en el giro de fondos por parte del Consejo Nacional para la Persona Adulta Mayor (Conapam).

La institución reporta que su presupuesto anual ronda los ¢600 millones y producto de una serie de directrices emitidas en Casa Presidencial ese monto se reduciría hasta en ¢450 millones.

Quienes callaron dijeron estar arrepentidos de hacerlo por tanto tiempo y que no hablaron antes por temor a perder su tiempo, también porque el arroz y los frijoles de sus familias estuvieron en juego.

El caso no es nuevo para las autoridades, que desde 2015 tienen conocimiento del tema.

Al Ministerio de Salud ingresaron denuncias anónimas que narran las supuestas anomalías en el albergue, e incluso el caso se denunció ante la Fiscalía Adjunta de Heredia.

 

PROBLEMAS ADMINISTRATIVOS 

 

Sileny Sánchez, asistente de enfermería, decidió relatar la situación. Dijo que parte de los ahorros navideños y escolares se les entregan a los trabajadores en marzo.

Señaló que algunas de las razones por las que decidió renunciar a la asociación solidarista del albergue fue precisamente por los aparentes malos manejos administrativos.

Respecto a la falta de insumos en el centro dijo que deben raspar la olla para salir adelante con la atención de los residentes.

“Uno está por amor y vocación a los ancianos. Todos trabajamos para recibir nuestra plata, pero ya la situación se salió de control porque cuando consulto por el salario no dan una explicación de peso.

Uno llama y no contestan, igual con la asociación de empleados. Yo renuncié hace un año porque esto se creó para ayudar, pero uno no ve los fondos cuando recoge el ahorro navideño o escolar y no hay plata”, denunció.

Añadió que la administración no debe meter mano en los recursos de la asociación, pero no es así. Asegura que la situación se salió de control en ese sentido y en los aparentes maltratos físicos y psicológicos, incluso con vocabulario soez.

Explicó que el personal hace los reportes, pero la administración no toma medidas al respecto y quienes al parecer agreden a los adultos mayores creen tener total impunidad.

Por su parte, Andrea Campos entró como asistente de pacientes, sin embargo recibió traslado para asistente de lavandería.

Dijo que la despidieron el 25 de febrero, tras dos años de trabajo, según ella por acudir al Ministerio de Trabajo para reportar los atrasos salariales.

Afirmó que el trato que le dieron en el albergue no era el mejor, pues ponían a los empleados a competir para ver cuál atendía más rápido a los residentes.

“Si uno se atrasaba 30 minutos porque una señora estaba con una deposición, eso era para que le llamaran la atención. En cuanto a las comidas, pretendían darles rápido a los señores y ‘si no comieron desechen el plato’”, narró.

Indicó además que nunca hubo forma de conversar con la administradora Gutiérrez.

Cuando la despidieron argumentaron que ella no quería trabajar, cuando lo que hacía era atender problemas familiares y cada ausencia la justificaba con dictámenes médicos.

 

VOCABULARIO SOEZ

 

Xinia Chinchilla laboró como asistente en Residencia Geriátrica Nuestra Señora de los Ángeles entre noviembre de 2014 y marzo de 2017.

Relató que denunció los supuestos maltratos hacia adultos mayores, principalmente cuando los bañaban con maltratos verbales.

“A la hora de las comidas les metían la comida rápido, casi que los obligaban a abrir la boca para que terminaran rápido.

No me dijeron el motivo de despido, solo me dijeron que iban a hacer renovación de personal, pero más que todo me despidieron porque padezco de fibromialgia, entonces me incapacitaban una vez al mes.

Ella (Seidy Gutiérrez) me tenía amenazada de que si yo me volvía a incapacitar me despedía, a pesar de que existían dictámenes médicos de por medio.

La única amenaza que recibí de ahí fue cuando Fernando Salas (subdirector) me llamó para amenazarme que si yo hablaba o decía algo del hogar, la podía ver fea, con esas palabras lo dijo”, manifestó.

 

RESTRICCIÓN DE PAÑALES 

 

Un excolaborador del albergue que pidió reservar su identidad por temor a represalias reconoció a El Periódico de Más Venta en Costa Rica que existe una restricción en el uso de pañales.

Aseguró que la administración dio la orden de no cambiar a los ancianos de inmediato cada vez que defecan. Enfatizó que prácticamente debían asaltar los lockers para sacar artículos de higiene personal y atender a los adultos mayores.

Sobre las aparentes agresiones relató que a la hora del almuerzo y en el momento de las sujeciones los cuidadores no saben manipular a los residentes y se generan los descuidos.

Además que siempre se debían reportar los asuntos a la jefatura de enfermería, que se encargaba de informar a administración, pero esta ponía oídos sordos.

Consultado sobre por qué no hizo la denuncia hasta ahora aseguró que guardó silencio por temor a perder su empleo.

“Necesitamos el salario, pero ocupamos mayor protección como humanos porque un familiar espera lo mejor. No había ningún valiente que rompiera el silencio, tal vez fuimos cobardes por no denunciar estas cosas. Este tipo de situaciones no se deben tolerar. Espero que se haga justicia por el bienestar de la población adulta mayor”, enfatizó.

Mientras tanto, un enfermero que labora hace más de tres años en la residencia, quien pidió guardar su nombre bajo el anonimato, comentó que uno de los graves problemas que debe enfrentar son los pagos salariales.

“Ir a la oficina (de Seidy Gutiérrez) era un problema porque uno llegaba a preguntar por el salario y la señora se enojaba, lo madreaba, entonces uno tenía ese temor de ir a la oficina a preguntar por el salario.

Ella nos intimida y nos trata mal. Si aquí viniera toda la gente para hablar sobre cómo trata ella, ha salido familia, visitas y los propios voluntarios le dicen a uno el trato de esa señora con ellos”, declaró.

Agregó que cuando faltan los salarios se encierra en la oficina. Por último corroboró que recibe los pagos de ahorro navideño y escolar atrasados.

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