San José, 2 ago (EFE).- El obispo José Manuel Garita, imploró hoy el cese a la violencia que se vive en Nicaragua y condenó las múltiples formas de violencia en Costa Rica, durante una misa de celebración del día de la Virgen de Los Ángeles, patrona costarricense.
“Al cobijo de nuestra Madre Santísima, imploramos para que cese toda forma de violencia, y pedimos especialmente por nuestro hermano país de Nicaragua. (…) depositamos las súplicas de los hermanos nicaragüenses”, dijo el sacerdote durante una homilía de la fiesta religiosa más concurrida en el país.
Garita criticó el aumento de la violencia que tiene múltiples rostros, como la promoción del aborto, “que no es más que matar la vida del más indefenso que está en el vientre de su madre”.
Además destacó la cantidad de muertos por accidentes en carreteras, la alta tasa de asesinatos, así como la ola creciente de violencia contra la mujer que ha dejado ya diez feminicidios en lo que va del año.
El sacerdote también indicó en su homilía que debemos luchar contra la creciente desigualdad y la pobreza extrema, por lo se debe hablar “de la necesidad de una reforma fiscal equitativa y solidaria”.
“Es hora de acabar también con los privilegios escandalosos de unos pocos frente a las numerosas necesidades de una inmensa mayoría”, dijo Garita frente al presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, y a los diputados que asistieron a la misa.
La tradicional romería culmina hoy, día que se celebra a la Virgen, llamada popularmente “La Negrita”. Desde todas partes del país, los creyentes salen de sus casas como parte de la caminata anual hacia la Basílica de la Virgen de los Ángeles, ubicada en la ciudad de Cartago, a unos 20 kilómetros al este de San José.
Los miles de fieles llevan durante su peregrinaje sus promesas, favores, peticiones o agradecimientos, algunos incluso caminan unos 150 kilómetros de distancia, o más.
Como en el caso de Juan Carlos Segura parte de su sacrificio es ir caminando descalzo durante todo el trayecto. Salió desde un barrio de la capital costarricense y asegura que la fe es lo que le permite llegar hasta los pies de “La Negrita”.
“Muchos piensan que estoy loco, pero esto se llama sacrificio de amor por los que uno quiere. Tengo dos peticiones muy importantes para mi familia y personalmente, porque le pido a La Negrita que me sane de un dolor que tengo desde hace años”, explicó a Acan-Efe Segura, de 36 años.
El peregrino, quien trabaja en la feria del agricultor los fines de semana, asegura que prometió llegar descalzo.
“Mi promesa es llegar descalzo. Le prometí que todos los años iba a subir descalzo y mientras tenga fuerzas lo haré. Es la fe la que me permite terminar”, destacó Segura, quien llevaba una camisa con mensajes de fortaleza escritos por sus familiares.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en la explanada que se ubica al frente de la Basílica de Los Ángeles ante cientos de fieles, quienes tuvieron que sacar sus sombrillas para poder protegerse del fuerte sol.
La tradición religiosa indica que el 2 de agosto de 1635, una imagen de 18 centímetros de una madre morena con un niño en brazos y esculpida en piedra y jade, se apareció a la niña indígena Juana Pereira en una roca.
La niña llevó la imagen a su casa en varias ocasiones, pero esta volvía a aparecer sobre la misma piedra, lo que fue considerado como una señal divina por los sacerdotes de la época, quienes decidieron construir en el sitio una iglesia que en la actualidad es la Basílica de Los Ángeles.
La imagen de la Virgen mide 20 centímetros, es de una combinación de roca volcánica, grafito y jade y su color es negro, por eso, los costarricenses llaman a su patrona “La Negrita”.
Autoridades de la iglesia católica afirman que cada año cerca de dos millones de personas realizan la romería para agradecer o pedir milagros a la virgen.
Hermez González
Periodista