Rodolfo Piza, candidato por Nuestro Pueblo:
La decisión de explotar petróleo y gas natural en el país, además de la extracción del oro de la finca Crucitas estaría en manos de los costarricenses y no exclusivamente del Poder Ejecutivo o Legislativo.
Así lo contempla el candidato del Partido Nuestro Pueblo (PNP), Rodolfo Piza, el cual sugiere que temas “que han dividido al país”, deben zanjarse a través de un referéndum ciudadano.
Por otra parte, Piza aseguró que, como aspirante a la silla presidencial, “no prometerá imposibles”, pero sí sabe cómo sacar al país adelante.
Este es un extracto de la entrevista en la que participó Iary Gómez, gerente general de medios del Grupo Extra, y Sandra Cordero, directora de DIARIO EXTRA.
En caso de que llegue a Casa Presidencial, encontrará un panorama complejo, con desempleo y sin reactivación económica. ¿Cuál es su propuesta?
-El objetivo es sacar a cientos de miles de pobreza. Eso sí es posible. Lo que no es posible es decir que se van a resolver todos los problemas. Yo no voy a prometer que se solucionará todo, pero sí prometo que se pueden hacer las cosas mejor y lo vamos a lograr. Eso, sin ninguna duda alguna. Lo haremos en temas como finanzas públicas y agenda social.
¿Qué lectura hace sobre el tema económico y de recuperación post-Covid?
-Algunas proyecciones señalan que Costa Rica se acercará o equilibrará los niveles de desarrollo del 2019 en el 2022 o puede que a inicios del 2023. Hay países de América Latina que lo lograrán hasta el 2024. Hay una caída de la clase media durante la pandemia y, en el caso de la distribución de la riqueza, lo que vive el país es similar a lo que se vivía en el 2000, lo cual es malo. Los datos no indican que haya mayor desigualdad que hace 20 años atrás. En 20 años, ni redujo ni aumentó la clase media. Nos hemos mantenido. Pero también hay que decir que el efecto Covid es devastador: significó más desempleo. Deberíamos ir avanzando y mejorando. Nosotros lo lograremos.
¿Intentar ser presidente con ese escenario no es meterse en camisa de once varas?
No. Si no estuviera todo ese escenario, no valdría la pena meterse. Uno tiene que meterse cuando la cosa está complicada. Cuando la cosa está buena, entonces ¿para qué?
¿Aún tiene acercamientos o ligamen con el actual gobierno?
-Yo no tengo contacto desde que salí. Yo dije que ayudaría la primera etapa y así fue. Me tocó una parte dura: sacar una ley dura que tenía varada 18 años (plan fiscal).
¿Y usted cree que el electorado le puede cobrar haber participado en un gobierno PAC?
-Pueden cobrarlo. En la vida cobran de todo: me pasaron factura haber estado en la junta de notables de doña Laura (Chinchilla). Igual con la Caja en el Gobierno de don Miguel Ángel (Rodríguez). Eso no me preocupa. De todas maneras, el que está en contra de uno, va a estarlo siempre, pero yo sí creo que un deber es sacar este país adelante. Sé lo que se puede y se debe hacer desde el Gobierno en la sociedad costarricense.
La gente lo vincula con UPAD.
-No tuve nada que ver. Yo no la firmé y aún hay gente dice que yo la inventé o que era el inspirador de la UPAD. Por dicha, un informe legislativo dice lo contrario. Yo siempre pedí que se cumplieran todas las reglas de la Prodhab (protección de datos) y principalmente anonimizados. Eso lo pasaron por alto. No firme nada y, aparte, el informe de Mideplan llegó 22 días después de que me había ido. A mí me han esculcado de todo y no han encontrado nada.
¿Cómo encuentra el Estado? ¿Hay que reestructurarlo? ¿Cerraría instituciones?
-Es muy grande y caro. Se ocupa liderazgo y creo que debemos revisar unas instituciones. Habrá que hacerlo dentro de las reglas constitucionales. No es fácil porque habrá que respetar derechos adquiridos, pero sí. Hay que revisar. A mí me tocó ir a la Asamblea para la venta de las empresas de Codesa y Fertica. Se fusionaron los Ministerios de Seguridad y Gobernación. Lo consideraríamos, sin amenazar a los empleados públicos.
¿Cuál es su opinión sobre la ley de empleo público?
-Es una ley en curso que tendrá que ajustarse a las reglas de la Sala Constitucional.
¿Qué hacemos con ciertas instituciones como Recope?
-Yo lo he dicho: este y otros temas no se van a abrir si no es por referéndum. En el caso de Recope, abro un referéndum para el rompimiento del monopolio. Yo respetaré la decisión del pueblo. Lo mismo con otros temas. Con Recope, yo no tengo especial interés por si se vende o no. Lo que a mí más me interesa es que se rompa el monopolio. Cuando se rompa, la institución tendrá que ser una empresa competitiva y se irá ajustando como pasó con los bancos del Estado.
¿Sobre cuáles otros temas se consultaría en referéndum?
-Además de Recope, plataformas de transporte. Esa carajada lleva cuatro años y no hay manera de que salga. También Crucitas. ¿Quieren los costarricenses que se saque el oro de Crucitas?
¿Está de acuerdo con la construcción del tren eléctrico?
-Va a tener que ser eléctrico. No necesariamente tiene que hacerse en cuatro años. Hay que ver como están las finanzas públicas. Yo no conozco ningún tren que se haya modernizado en el mundo que se haya hecho de una sola vez. Todo se empieza con una pequeña línea. ¡Es la tendencia y el país no puede decir que no lo va a hacer! ¡Es absurdo! En cuatro años, se puede avanzar con una primera etapa.
¿Lo financiaría a través de préstamos?
-La obra pública de esa naturaleza sí es a través de créditos. Eso a mí no me preocupa tanto. Si el crédito es para obra pública no veo problema y permite mayor competitividad. Tampoco tienen que ser obras faraónicas, pero el acceso y viabilidad aumenta la productividad del país. Además, para cumplir con el compromiso de descarbonización, tendremos que entrarle a eso. En los años 20, el tren al Pacífico ya era eléctrico. La clave en esto es pararse en hombros de gigantes.
¿Cuál es su propuesta en materia educativa?
-La pandemia generó un impacto y se reflejará en unos ocho o diez años. Hay que entrarle a la descentralización. Cada centro educativo debe tener más autonomía. Hoy los que tienen mucho poder son los gremios. El profesor, director y padre de familia tienen poco o cero poderes. Yo creo que el proceso debe pasar por más autonomía y dejar de pensar que todo debe resolverse desde San José. Otra propuesta es tener colegios temáticos.
¿Colegios temáticos?
-En donde los menores puedan escoger. Los colegios no tienen que ser todos iguales. Tienen que desarrollarse inteligencias múltiples. Hay que aprender matemáticas, español, ciencias, lo básico. Cinco materias y lo demás que lo desarrollen los estudiantes. Colegios basados en literatura, teatro, pintura, política, administración. Eso lo hacen en Singapur. Actualmente, en los colegios, pasan todo un trimestre viendo el verbo to be.
¿Estaría de acuerdo con que las universidades se enfoquen en carreras de alta demanda por encima de otras?
-Yo creo en la economía de oferta. Uno no sabe qué se va a ocupar en el futuro. Decir lo que la gente va a necesitar es complejo. Cuando yo estaba en la universidad, se decía que no se ocuparían más enfermeras o más educadores, pero la historia demostró lo contrario. La oferta crea demanda. Es mejor poner herramientas para que la gente escoja. Yo no sé si se ocupan más teólogos, pero cuando he trabajado con alguno de ellos, son profesionales espectaculares y se adaptan a ese o cualquier otro trabajo. No creo que uno tenga que decirle a la gente: Estudie esto o no estudie lo otro.
Uno de los principales problemas del Estado es la burocracia y la lenta tramitología. ¿Cómo avanzar en ese tema?
-Hay que quitar un montón de reglas que no funcionan. La centralización pasa pidiendo informes. La gente pasa noches y madrugadas haciendo informes que nadie lee. A un embajador lo califican mal si no hace un informe. Puede ser el peor del mundo, pero si presenta el informe es bueno. El sistema califica si presentaron un informe a tiempo. Entonces, cuando usted da autonomía, se concentra en temas más importantes ¡Dejen de mandar informes semanales, sino anuales y que me cuenten cómo les fue! En México se volaron todo eso en una semana. Si la evaluación se ve como una amenaza, no funciona. Si se ve como un apoyo, aplica sistemas para mejorar la situación. Yo creo en la descentralización, pero no hay nada más apetecible que tener poder.
¿Qué propone en materia de seguridad? ¿Está de acuerdo con que cualquiera pueda tener un arma?
-Uno no puede prohibir todo ni algo como el modelo norteamericano. En Estados Unidos, la segunda enmienda constitucional permite el tema de armas. En Costa Rica la criminalidad es alta y otros países más bien la bajaron ¿qué hicieron? ¿Con leyes más estrictas? No necesariamente. Aquí se necesita una regulación básica y sin tanto trámite, porque, al final, la gente prefiere comprar en el mercado informal. Si se complica la cosa, la gente se va a conseguir en la informalidad y al final es peor, porque no se tiene trazabilidad. Buscando la absoluta prohibición, se llega a la absoluta liberación. Ni un extremo ni otro.
¿Y en narcotráfico?
-Política contundente. Si no se persigue el delito pequeño, se termina en un delito más grande. Si alguien rompe una ventana y no pasa nada, al día siguiente vendrán unos carajillos y romperán todo el ventanal. Yo no creo que se deba descartar cambiar la norma constitucional de extradición de nacionales en caso de narcotráfico. Eso es esencial. En la lucha contra el narco vamos a ocupar más inteligencia y cooperación. Hay otras cosas que se pueden resolver por vías administrativas. Delitos de violencia no se pueden despenalizar. Ahora, si usted mete 500 personas porque no han pagado pensión, ¿No será mejor ponerlos a trabajar? Así un montón de pequeños delitos. Cuando hay pocos recursos, mejor concentrarlos donde están los mayores problemas. El narco está matando gente. Hay que prevenir y reconocer las causas. Pondré los ojos en las costas.
¿Eso tiene que ver con el Poder Judicial?
-El gran problema es lo que duran los juicios. En Estados Unidos, los casos se resuelven prontamente. En Costa Rica duran muchos años y eso crea desazón e injusticia. Hay casos que no se elevan a juicio en cinco o seis años. Se crea un ambiente en donde parece que hay impunidad. Gracias a Dios, hay más regulaciones y sanciones. Yo no soy tan pesimista. La democracia tiende a ganar a pesar de todos sus defectos. La democracia y el Estado valen la pena.
¿Qué plantea respecto al tema agro?
-Uno de los principales errores es haber perdido las Juntas Rurales de Crédito. Eran órganos administrados por los vecinos y ellos mismos decidían los créditos agrícolas. Ellos conocían las necesidades de la comunidad y sabían quién era buena paga en la zona. Es una pretensión que un banco comercial deje de serlo y ayude a los agricultores, pero pueden cumplir reglas diferentes para apoyar a este sector importante para el país.
Creditos. Diario Extra