Guanacaste (Costa Rica), 13 oct (EFE).- Las inversiones en turismo en zonas costeras del Pacífico norte de Costa Rica han propiciado los encadenamientos productivos, mejoras en la economía y la creación de fuentes de empleo, que sirven para enfrentar los altos índices de pobreza en la zona.
La llegada de cadenas hoteleras ha impulsado a que la provincia de Guanacaste, ubicada en el Pacífico norte y que abarca el 20 por ciento del territorio costarricense, tenga un mejor desarrollo sostenible, económico y social.
“Este tipo de inversiones estamos muy seguros que propician el dinamismo de Guanacaste y así lo demuestran los resultados, que muestran una disminución de los índices de pobreza ligados a actividades del turismo como restaurantes, venta de ‘souvenirs’, comercio, y contratación de personal que ve una posibilidad de crecimiento”, destacó a Efe la presidenta de la Cámara de Turismo Guanacasteca, Aileen Ocampo.
La provincia de Guanacaste, de gran afluencia turística por sus playas y parques nacionales, es una de las zonas con mayor desigualdad, lo mismo que se replica en otras provincias costeras.
Entre las principales necesidades de la gente se ubica la nutrición y acceso a asistencia médica básica, vivienda, acceso a educación superior, agua y saneamiento, así como seguridad y libertad personal.
La Región Chorotega- que incluye a Guanacaste y zona norte- registra una de las cifras más altas de pobreza con un 29,9 por ciento, de ellos un 8,9 por ciento se encuentran en pobreza extrema.
Sin embargo, la llegada de inversiones extranjeras, así como del turismo ha servido como una alternativa para que los locales desarrollen sus pequeñas empresas para salir adelante.
Además permite la generación de servicios indirectos, cadenas de proveeduría de productos y servicios, así como encadenamientos productivos como ventas de tour, que al final impulsa el desarrollo.
Un ejemplo de ellos es la apertura de la cadena española RIU Hotels que acumula una inversión en el país cercana a los 260 millones de dólares con los proyectos RIU Guanacaste en 2009 y RIU Palace en 2012.
Además brinda 1.037 empleos estables en puestos como cocina, limpieza, entretenimiento, deportes, seguridad, mantenimiento, servicio al cliente, entre otros, y la compañía ha permitido que se propicie el progreso de comunidades aledañas.
Anteriormente los pueblos cercanos vivían de la agricultura y el acceso a educación y salud era escaso, no tenían carreteras ni electricidad.
“El beneficio que ha traído el hotel son las carreteras, el alumbrado, la telefonía, ahora cada persona en el pueblo tiene su pequeña empresa, nosotros empezamos con servicio de tour a caballo, otros tienen cuadraciclos y cada uno vive del turismo del hotel”, explicó a Efe Leticia Rodríguez, oriunda del pueblo Nuevo Colón, ubicado a cinco kilómetros del RIU.
Rodríguez, de 40 años y con dos hijos, indicó que con la llegada del hotel alquiló unos caballos para ofrecer tours y posteriormente pidió un préstamo. Hoy tiene 16 caballos y realiza aproximadamente 20 tours por día en temporada alta.
“La llegada del hotel ha sido muy beneficiosa, nosotros nos hemos levantado económicamente, no somos millonarios, pero a mi hijo hemos podido darle el estudio, pudo estudiar en la universidad Administración de Empresas. Yo hasta he aprendido inglés para poder vender nuestro producto”, destacó la guanacasteca.
En Nuevo Colón, donde varios de los funcionarios del hotel alquilan casa y cuartos, se pueden observar restaurantes, supermercados, bazares, y sitios que ofrecen tours a los turistas.
Incluso hay otras personas que vienen de lejos para buscar una oportunidad, como el caso de Nelson Araya, quien es de San Carlos (zona norte). Él empezó trabajando en la cocina en el hotel RIU y tras cinco años de trabajar ahí ahora es supervisor de restaurante.
“Salí de mi pueblo porque el trabajo que había era de campo y tampoco había mucho. Llegué a Guanacaste cuando me indicaron de la oportunidad aquí y decidí tantear (…). Empecé como cocinero y fui ascendiendo, son retos que uno se toma luchando”, dijo Araya.
La misma oportunidad ha encontrado Russell López, un nicaragüense que llegó a Costa Rica en 1999 y que cuenta con un trabajo en recepción en el hotel RIU Palace, lo que le ha permitido traerse a su familia a vivir con él en Guanacaste debido a la crisis sociopolítica que vive su país.
Para los lugareños, la llegada de cadenas hoteleras ha permitido que se generen fuentes de empleo y ha impulsado el dinamismo de su pueblo en donde ahora se pueden encontrar servicios de kayak, rafting, rápel, montar a caballo o tour de playas en cuadraciclos, entre otros. EFE