( Infobae) La economía estadounidense cayó a un ritmo anual del 5% en el primer trimestre de 2020 por los efectos de la pandemia del coronavirus, la primera caída trimestral registrada desde la crisis financiera de 2008, informó este jueves el Gobierno.
El Departamento de Comercio publicó el tercer y último reporte sobre la evolución del producto interior bruto (PIB) entre enero y marzo en el país, en el que mantuvo su anterior cálculo de una tasa anual del -5%.
No obstante, se espera que el reporte del segundo trimestre, próximo a terminar, sea desolador, con una contracción cercana al 40%, una cifra sin precedentes. En tanto, algunos analistas opinan que el crecimiento repuntará en el período julio-septiembre, que no sería suficiente para compensar por las pérdidas sufridas en los dos periodos iniciales del año.
Las autoridades también divulgaron la cifra semanal de solicitudes de subsidio de desempleo, con una ligera disminución con respecto al reporte anterior: 1,48 millones de estadounidenses pidieron el beneficio, en la duodécima caída consecutiva y una señal de que los despidos están disminuyendo, pero todavía están en un nivel dolorosamente alto.
La disminución constante de las solicitudes sugiere que el mercado laboral ha comenzado a recuperarse lentamente de la pandemia, que cerró las empresas y elevó la tasa de desempleo al 14,7% en abril, su nivel más alto desde la Gran Depresión. Sin embargo, la última cifra también coincide con un repentino resurgimiento de los casos de COVID-19 en los Estados Unidos, especialmente en el sur y el oeste, que amenaza con descarrilar un incipiente repunte económico.
El número de personas que reciben ayuda por desempleo también disminuyó la semana pasada, lo que demuestra que los empleadores están volviendo a contratar a algunos de los trabajadores que habían sido despedidos desde mediados de marzo.
Pero el miércoles, la nación estableció un récord de nuevos casos de coronavirus. Muchos estados están estableciendo sus propios registros de infecciones diarias, incluyendo Arizona, California, Mississippi, Nevada, Texas y Oklahoma. También han aumentado los casos de coronavirus en Florida y Georgia.
Si estas tendencias continúan, los estados pueden reimponer algunos límites a las empresas que probablemente provocarían recortes de personal. Ya sea por elección o por orden del gobierno, menos consumidores harían compras, viajarían, comerían fuera y visitarían bares o gimnasios. Todos esos escenarios resultarían en nuevos despidos y obstaculizarían la economía.