( ONU Noticias) “La pandemia del COVID-19 ha expuesto las fallas, fisuras y fragilidades de las sociedades y economías de todo el mundo, y la región árabe no es la excepción”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas este jueves durante la presentación de un informe con propuestas para responder a la contingencia en esa zona del mundo.
António Guterres afirmó, no obstante, que esta crisis puede tornarse en la oportunidad de cambiar el rumbo de los Estados Árabes para alcanzar la paz y reconstruir sociedades más justas para todos mediante el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.
La árabe es una región que cuenta con una diversidad y un potencial inmensos, apuntó, y llamó a aprovechar al máximo esos factores, así como “la compasión y el ingenio de su pueblo”.
El impacto de COVID-19 en la región árabe: una oportunidad para reconstruir mejor es la más reciente iniciativa de la ONU para ayudar a esos países a enfrentar la pandemia, brindando ideas a los gobiernos sobre cómo abordar las consecuencias de la crisis.
Caída de ingresos y mayor pobreza
Las naciones árabes, que tienen una población colectiva de más de 430 millones, han visto una fuerte caída en los ingresos del petróleo, las remesas y el turismo.
Se estima que la economía regional se contraerá más del 5%, lo que representa una pérdida general de 152.000 millones de dólares. Como resultado, una cuarta parte de la población podría terminar en la pobreza.
«En una región que ya está llena de tensiones y desigualdades, esto tendrá profundas consecuencias en la estabilidad política y social», advirtió el jefe de la ONU.
Años de conflicto y disturbios sociales han revertido el progreso en el desarrollo humano y algunos sectores de la población se verán fuertemente afectados por la pandemia, entre ellos las mujeres y los refugiados y los desplazados internos.
La región árabe registra la mayor brecha de género del mundo y las mujeres podrían perder 700,000 empleos, particularmente en el sector informal, donde representan más del 60% de la fuerza laboral.
“Las personas que han quedado atrapadas en medio de conflictos armados padecen dificultades especiales, sobre todo los 26 millones de refugiados y desplazados internos, uno de los grupos más expuestos al virus”, indicó el Secretario General.
La pandemia también podría aumentar la desigualdad de riqueza, que ya es demasiado alta en esa región. Por su parte, las instituciones públicas débiles tiene problemas para gestionar las grandes crisis.
Cuatro prioridades
A pesar de estos desafíos, Guterres insistió en que la pandemia de COVID-19 presenta una oportunidad para lograr un cambio en la región árabe.
En su opinión, hay cuatro prioridades que deben guiar la respuesta a la emergencia, empezando por el objetivo inmediato de frenar la propagación de la enfermedad, poner fin al conflicto y apoyar a las personas más vulnerables.
“Esas medidas implican dar prioridad a la atención médica vital que se presta a las víctimas del COVID-19, respetando el llamamiento a un alto el fuego internacional; garantizar la asistencia humanitaria a los más vulnerables, incluidos los refugiados, los desplazados y las comunidades de acogida; prestar apoyo de emergencia a las personas y los hogares; y empezar a actuar para aliviar la deuda, promover el comercio y ampliar el socorro, por ejemplo mediante un fondo de solidaridad regional”, detalló.
Dadas las desigualdades en la región, el titular de la ONU pidió una mayor inversión en salud universal, educación, protección social y tecnología. También destacó la necesidad de invertir en mujeres y niñas, y garantizar la igualdad de derechos y participación.
“La educación y las oportunidades son fundamentales para la población joven de la región, que padece un desempleo cinco veces superior al de la población adulta. Con las inversiones adecuadas, la juventud árabe, que ahora es el grupo etario más numeroso de la región, también puede ser su mejor carta”, apuntó.
El Secretario General enfatizó además la necesidad de impulsar la recuperación económica a través de modelos económicos más diversificados y “verdes”, lo que se puede lograr mediante la creación de empleos sostenibles decentes, la introducción de medidas impositivas progresivas, la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y una mayor consideración de los riesgos climáticos.
“Es hora de dar prioridad a los derechos humanos, garantizar una sociedad civil pujante y medios de comunicación libres y crear instituciones más responsables que aumenten la confianza de la ciudadanía y refuercen el contrato social”, dijo Guterres, subrayando su cuarta prioridad para la región.
El informe destaca asimismo el papel clave de la comunidad internacional en el apoyo a cualquier transición en los países árabes, incluyendo la prestación de asistencia humanitaria y un mayor acceso a la financiación, al igual medidas para gestionar la deuda y eliminar las barreras al comercio
“Juntos podemos convertir una crisis en una oportunidad: hagámoslo por el bien de la región y también de nuestro mundo”, concluyó el Secretario General.