El eclipse solar total que será visto hoy desde México, hasta Canadá genera gran expectativa y miles de personas esperan este evento único, el cual hasta en la astrología, se perfila como un generador de grandes “cambios”. En Centroamérica será parcial.
Este fenómeno único no volverá a ocurrir hasta el año 2044, y desde hace varios días zonas como el condado Bell, al norte de Austin, Kaufman en Dallas; Texas y hasta en la región de Niágara, se declaró el Estado de Emergencia.
Desde el pasado día 5 en el Condado de Kaufman en Dallas, Texas, fue establecido el estado de emergencia que durará hasta el 9 como medida preventiva para enfrentar los desafíos logísticos y de seguridad.
Asimismo, las autoridades han declarado igual condición para prevenir posibles contratiempos que la masiva concurrencia de personas buscando el mejor sitio para observar el eclipse pueda ocasionar, especialmente en las áreas cercanas a las Cataratas.
En la Región de Niágara, se anticipa que más de un millón de personas se congreguen para observar el fenómeno, lo que supone un enorme reto en términos de seguridad y logística.
El eclipse y los “cambios” personales
Para la astrología, ese conjunto de tradiciones y creencias que sostienen la posibilidad de reconocer o construir un significado de los eventos celestes y de las constelaciones, obviamente, este eclipse es un punto de inflexión.
Según los conocedores de este arte para interpretar, el eclipse total solar traerá una potente energía para abrir “nuevas puertas”, realizar cambios a nivel personal y construir otros caminos.
Las etapas del eclipse
El eclipse atraviesa en su trayectoria por varias etapas desde la parcial hasta las perlas de Baily y franjas de sombra. La etapa parcial será a medida que la Luna pasa entre el Sol y la Tierra, pues al principio no cubre al Sol por completo y este se ve en forma de media luna.
En la mayoría de los lugares, la fase parcial durará entre 70 y 80 minutos. Así podrá observarse en Cuba.
Luego, aparecerán las primeras franjas de sombra que son largas y oscuras, las cuales se mueven rápidamente y están separadas por espacios blancos que se pueden ver a los lados de los edificios o en el suelo justo antes y después de la totalidad, aunque pueden ser muy tenues y difíciles de fotografiar.
Tras ese proceso, aparecerán las conocidas “perlas de Baily”, que se dan cuando la Luna continúa pasando delante del Sol, y varios puntos de luz brillan alrededor de los bordes del satélite natural de la Tierra.
Le continúa el anillo de diamantes, conocido así porque las perlas de Baily comenzarán a desaparecer hasta quedar solo un punto brillante a lo largo del borde de la sombra de la Luna.
Cuando por fin ya desaparezca el anillo y ya no haya luz solar directa, llega la totalidad, y en ese momento; es posible que los espectadores vean la cromosfera (una región de la atmósfera solar que se ve como un delgado círculo de color rosa alrededor de la Luna) y la corona (la atmósfera exterior del Sol, que se ve como rayos de luz blanca).
Si no aprovechó esa totalidad para observar no solo el eclipse; sino cada estrella o elemento genial que le regaló la naturaleza, el tiempo implacable traerá nuevamente el brillo, pues la Luna continúa pasando a través de la cara del Sol, y se comienza a vislumbrar un brillo en el lado opuesto de donde lo hacía el anillo de diamantes al principio.
Y entonces, al final, todos los anteriores procesos se repetirán antes de que todo el Sol se haga visible y cuando ya no quede nada del Sol cubierto por la sombra de la Luna, el eclipse habrá terminado.
La humanidad tendrá que esperar 20 años más para presenciar otro fenómeno como este. Para entonces, esperemos que las guerras no opaquen las expectativas astrológicas de “buenos” cambios, y aunque quizás el próximo vuelva a ser más intenso solo en el hemisferio norte; que su luz positiva llegue a todo el planeta con el brillo de su anillo de diamantes o las perlas de Baily.
Fuente. EP PL y El Paiscr