(EFE) El parque Isla de Salamanca, un refugio de vida silvestre protegido por la Convención de Ramsar sobre humedales y reserva de la biosfera de la Unesco, está altamente amenazado por incendios forestales e intereses económicos que promueven la actividad portuaria en esa zona del norte de Colombia.
Esta reserva, con una biodiversidad que incluye 17 familias de reptiles, con 35 especies, tiene un área de 562 kilómetros cuadrados y está ubicada muy cerca de Barranquilla, en la confluencia de las aguas dulces del río Magdalena y las salinas del mar Caribe.
Pese a que un reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia obliga al Estado colombiano a formular un plan para reducir su deforestación y degradación, ambientalistas ven con escepticismo el cumplimiento de esa orden por la inacción de las instituciones oficiales durante más de medio siglo para proteger dicho ecosistema.
Para la bióloga marina Sandra Vilardy, el principal reto para la conservación del Parque Isla de Salamanca es que no se han podido conciliar dos visiones sobre el futuro de la zona en que está.
«Hay un interés de conservar el bosque de manglar más importante del Caribe colombiano, en el delta de nuestro río más importante, pero también está la visión empresarial que ha querido generar toda una dinámica portuaria en la margen derecha de la desembocadura del río Magdalena», indicó a Efe.
En opinión de Vilardy, doctora en Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Madrid, «lo que ha pasado en el Parque Isla de Salamanca es una tensión histórica por la utilización de un territorio ante la omisión de la capacidad institucional».