La bandera de guerra contra la violencia es la misma: mano dura exhibida con imágenes de presos semidesnudos, atados y sometidos en las cárceles. Sin embargo, el Ecuador del presidente Daniel Noboa tiene poco que ver con El Salvador de Nayib Bukele.
La estrategia de los empresarios y ahora gobernantes es parecida, pero en contextos distintos, sostienen analistas. El mismo mandatario ecuatoriano rechaza el símil.
“Creo que me comparan por la situación de violencia que vivimos y la mano dura ante esto, pero creo que somos muy diferentes en algunas cosas”, dijo Noboa a Telemundo, tras declarar en “conflicto armado interno” a su país ante una arremetida narco que en dos semanas ha dejado una veintena de muertos.
Mientras las pandillas maras en El Salvador se especializan en “tráfico de armas, tráfico ilícito de migrantes y las extorsiones”, en Ecuador “hay un interés del crimen organizado por controlar el tráfico de drogas” infiltrándose también en todas las esferas del poder como la justicia y la política, señala a la AFP Renato Rivera, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
La investigación Metástasis reveló en diciembre un entramado de corrupción en Ecuador en el que jueces, fiscales y policías se beneficiaron de organizaciones criminales a cambio de dinero, oro, prostitutas, apartamentos y lujos.
“El narcotráfico se ha tomado el Estado en cierta forma, (lo) que no es del caso en El Salvador”, añade Rivera.
Fuente. AFP