Namibia, una de las naciones más prósperas y democráticas de África, está de luto por la muerte de su presidente, Hage Geingob, quien falleció el domingo a los 82 años en un hospital de la capital, Windhoek, donde se trataba de un cáncer.
Geingob, que presidía el país desde 2015 y tenía previsto terminar este año su segundo y último mandato, había regresado recientemente de Estados Unidos, donde había recibido un «novedoso tratamiento para células cancerosas» de dos días, según informó su oficina este mes. El mandatario, que había sobrevivido a un cáncer de próstata en 2014, se sometió a una colonoscopia y una gastroscopia el 8 de enero, seguida de una biopsia, que confirmó la presencia de un tumor maligno. Su estado de salud se deterioró rápidamente y el domingo fue ingresado de urgencia en el hospital Lady Pohamba, donde el equipo médico hizo todo lo posible por salvarle la vida, pero sin éxito.
Geingob murió rodeado de su esposa, Monica Geingos, y sus hijos, según anunció la presidencia de Namibia en una publicación en la red social X, antes Twitter. La noticia causó conmoción y tristeza en el país y en el continente africano, donde Geingob era respetado y admirado por su trayectoria política y su defensa de los intereses de África y su participación en asuntos mundiales.
Geingob fue un histórico militante contra el régimen sudafricano del apartheid, que controlaba Namibia hasta su independencia en 1990. Pasó casi tres décadas en el exilio en la vecina Botsuana y Estados Unidos, donde se formó como educador y biólogo. Regresó a Namibia y fue el primer primer ministro del país entre 1990 y 2002, bajo la presidencia de Sam Nujoma, el padre de la nación. También ocupó ese cargo entre 2012 y 2015, bajo la presidencia de Hifikepunye Pohamba. Entre 2008 y 2012, fue ministro de Comercio e Industria, y antes había sido ministro de Educación, Información y Radiodifusión, Finanzas y Agricultura, Agua y Desarrollo Rural. En 2014, fue elegido presidente de Namibia con el 87% de los votos, y reelegido en 2019 con el 56%. También fue presidente del gobernante partido SWAPO desde 2017 hasta su muerte.
Durante su gestión, Geingob impulsó el desarrollo económico y social de Namibia, un país rico en recursos naturales como diamantes, uranio y cobre, pero también afectado por la desigualdad, la pobreza y el cambio climático. Geingob también promovió la reconciliación nacional y la justicia histórica, logrando que Alemania reconociera en 2021 que cometió un genocidio contra los pueblos herero y nama entre 1904 y 1908, cuando colonizaba el territorio, y que ofreciera una compensación de 1.100 millones de euros. Asimismo, Geingob desempeñó un papel activo en la integración regional y continental, presidiendo la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) entre 2018 y 2019, y participando en diversas iniciativas de paz y seguridad en el continente.
Tras conocerse su muerte, varios líderes africanos y mundiales expresaron sus condolencias y elogiaron su legado. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, lo calificó de «gran amigo y hermano» y de «líder visionario y progresista».
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, decretó duelo oficial en la isla por el fallecimiento de Geingob, a quien consideró un «incansable luchador por la independencia, la soberanía y la unidad de su pueblo».
El secretario general de la ONU, António Guterres, destacó el compromiso de Geingob con la democracia, el desarrollo sostenible y los derechos humanos, y su contribución a la estabilidad y la cooperación en África.
El presidente en funciones de Namibia, Nangolo Mbumba, hizo un llamado a la calma y a la unidad, y anunció que el gobierno se reuniría de inmediato para hacer los arreglos necesarios del estado. Mbumba, que era el vicepresidente del país, asumirá la presidencia de manera interina hasta la celebración de las elecciones generales previstas para este 2024, según establece la Constitución. Mbumba convocó una reunión urgente del gabinete para coordinar las medidas a seguir tras la muerte de Geingob, y declaró siete días de duelo nacional, durante los cuales las banderas ondearán a media asta.