(RTVE, Estados Unidos, 07/agosto/2019)
Decenas de manifestantes con pancartas han recibido este miércoles al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en Dayton, Ohio, frente al hospital donde las víctimas supervivientes del tiroteo que el pasado domingo dejó nueve muertos son atendidas, una de las dos masacres que este fin de semana han dejado 31 fallecidos por disparos. El mandatario mandatario viajará también a Texas, en El Paso, escenario de la otra matanza, ocurrida el sábado anterior, en la cuál fallecieron 22 personas.
Las protestas se suman a las últimas manifestaciones para restringir el uso de armas de fuego. Antes de viajar Trump, adelantó desde la Casa Blanca a los medios de comunicación que «en este momento no hay disposición en los políticos a legislar para prohibir los rifles de asalto».
El republicano ha propuesto como posibles soluciones a este problema, además de más pena de muerte, estrechar el control en la venta, y comprobar los antecedentes de las compradores, particularmente a aquellas personas que padezcan transtornos mentales, sin especificar qué tipo de medidas o baremos oficiales habría que implementar para la detección de estos sujetos.
La alcaldesa de Dayton, la demócrata Nan Whaley, ha admitido este martes sentirse «decepcionada» por la «vaguedad» de los comentarios del mandatario sobre el control de armas tras ambos tiroteos. «No creo, francamente, que sepa de lo que habla», afirmó.
Entre las propuestas, Trump no menciona un factor decisivo en la motivación de estos asesinatos masivos, el odio a las minorías, un elemento en el foco de atención por la inflamada retórica antiinmigración del presidente republicano que muchos ven como incentivo a la proliferación de sucesos como los de Texas y Ohio.
De hecho, la masacre de el Paso está siendo investigada como un crimen de odio, y el FBI ha vinculado al asesino de Dayton a ideologías que promueven la violencia.
El ex congresista demócrata por Texas Beto O’Rourke, vecino de El Paso y aspirante a candidato para las presidenciales de 2020, ha afirmado este miércoles que Trump «ha ayudado a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado», y que «no habrá sitio» para él en esa ciudad.
En la misma línea de O’Rourke, la congresista Verónica Escobar, cuya circunscripción incluye a El Paso, ha dicho: Trump «no es bienvenido aquí».
No obstante, el alcalde de El Paso, Dee Margo, ha subrayado que la visita del presidente «no es un visita política». Y ha añadido que le recibirá como «presidente de los Estados Unidos» para discutir la situación y las necesidades del municipio.
