(AFP, Bolivia, 06/11/2019)
El líder opositor regional boliviano Luis Fernando Camacho pretende desafiar nuevamente al presidente Evo Morales y llegar a La Paz este miércoles con el propósito de entregarle personalmente una carta de renuncia para que la firme.
La Paz estaba con bloqueos en diferentes calles de la zona sur, donde vive la clase media alta y alta, pero también en arterias céntricas como la Avenida Camacho, a pocas cuadras de la casa de gobierno, en la tercera semana de protestas contra la cuestionada reelección de Morales en los comicios del 20 de octubre.
Manifestantes opositores ocuparon también este miércoles oficinas públicas en el sur de La Paz, mientras en la ciudad central de Cochabamba había violentos choques entre leales y rivales de Morales, según medios locales.
En un acto de la marina de guerra boliviana este miércoles, el presidente declaró que los militares deben «prestar servicio al pueblo boliviano» y apoyar los «grandes cambios», en referencia a las políticas de su gobierno.
«Las Fuerzas Armadas siempre tiene que garantizar la soberanía del pueblo boliviano», declaró Morales en una aparente respuesta a Camacho, quien el sábado pidió a los militares -que se han mantenido al margen de la controversia electoral- que se pongan al lado de la oposición.
En La Paz crecía la tensión por la inminente llegada de Camacho, quien se aprestaba a abordar un avión este miércoles en Santa Cruz (900 km al este), la ciudad más rica de Bolivia y bastión opositor, para aterrizar en el aeropuerto de El Alto, que sirve a La Paz, hacia las 15h30 locales (19h30 GMT).
El líder cívico, que desde el aeropuerto pretende dirigirse a la casa de gobierno, ha dicho que pretende estar en La Paz hasta que Morales firme su carta de renuncia.
Sin embargo, el arzobispo de Sucre (sur), Jesús Juárez, afirmó este miércoles que «pedir la renuncia del presidente (…) es una medida radical y en tiempos de democracia no se pueden tomar (ese tipo de medidas) así a la ligera».
«Si uno quiere una solución (…) tiene que buscar los métodos, los medios y ofrecerlo al pueblo», agregó Juárez. La jerarquía católica y Morales han tenido varios roces en el pasado.
El ministro de Gobierno (interior), Carlos Romero, dijo que habrá un «dispositivo de seguridad» para proteger a Camacho.
– Oficinas públicas ocupadas –
«La historia se repite», había replicado Morales el martes a Camacho, recordando que hace cuatro décadas el general golpista Luis García Meza le llevó una carta de renuncia a la presidenta Lidia Gueiler (1979-1980), instaurando una dictadura.
En Santa Cruz los opositores mantienen ocupadas sedes de entidades y empresas públicas, y también hay bloqueos de calles y paros parciales en otras ciudades de Bolivia.
Morales, primer gobernante indígena de Bolivia, ha llamado a sus seguidores a defender el resultado electoral, que está bajo auditoría de una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El país andino está crecientemente polarizado, sin diálogo entre ambos bandos, tras la cuestionada reelección y tras 13 años de gobierno izquierdista.
Nueve periodistas denunciaron agresiones el martes y las organizaciones de prensa han pedido a ambos bandos en pugna garantizar la labor de los reporteros.
La Agencia Nacional de Hidrocarburos advirtió sobre un posible desabastecimiento de gasolina de persistir los bloqueos de calles.
– Intento fallido –
Camacho, un abogado de 40 años, se ha convertido en el rostro más visible de la oposición tras los comicios, aunque no fue candidato a la presidencia, opacando al expresidente centrista Carlos Mesa (2003-2005), segundo en la votación.
El líder cívico intentó el martes llegar a La Paz para ir al palacio de gobierno, pero fue impedido de salir del aeropuerto por cientos de furiosos manifestantes oficialistas, muchos de ellos con palos.
En dos semanas de protestas y paros cívicos «el país ha perdido 167 millones de dólares, aproximadamente 12 millones diarios», señaló el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Cataroca.
Dos personas murieron y otras 140 resultaron heridas, según la Defensoría del Pueblo.
Morales, en el poder desde 2006, fue elegido para un cuarto mandato (hasta 2025), pero la oposición exige su dimisión, la anulación de los comicios y la convocatoria a nuevas elecciones sin que él sea candidato.
La oposición boliviana rechaza la auditoría electoral de la OEA, denunciando «una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder», pero ésta fue defendida este miércoles por el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
«Las protestas por la misión de auditoría me hacen reafirmar la convicción de que la misma debe continuar su trabajo», tuiteó Almagro.
La oposición le reprocha a Morales haber desconocido los resultados de un referendo de 2016, en el que los bolivianos rechazaron la reelección indefinida. Aunque luego, un polémico fallo en 2017 de un tribunal constitucional afín le permitió ser nuevamente candidato.