Moscú, 4 oct (Sputnik).- La región de Oriente Próximo, que ha sido testigo de numerosos conflictos a lo largo de su historia, se encuentra de nuevo al borde de una gran guerra, un año después de que estallara una nueva espiral de violencia entre el Estado de Israel y el movimiento palestino Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza.
Como si se abriera la caja de Pandora, los combates en ese enclave desencadenaron una oleada de nuevos acontecimientos en los que está implicado el llamado Eje de la Resistencia, coalición política y militar no oficial antiisraelí y antioccidental.
Este bloque está integrado por Hamás; el movimiento chií libanés Hizbulá; el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI, la unidad élite de las Fuerzas Armadas de Irán); las fuerzas hutíes del movimiento Ansar Alá en Yemen; y las milicias proiraníes de Irak y Siria.
La zona de tensiones abarca no solo Gaza, sino también otras regiones y países de Oriente Próximo, como el Líbano, Siria, Yemen, Irán y el propio Israel.
Ante esa escalada regional y un futuro incierto y preocupante, el mundo contiene la respiración, mantiene el pulso y aboga por un pronto alto el fuego y una reducción de las tensiones.
Ataque sorpresa de Hamás y dura respuesta de Israel
El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó miles de misiles desde la Franja de Gaza en un ataque sin precedentes y realizó una incursión armada en las zonas fronterizas del sur de Israel, tomando por sorpresa a los habitantes y militares del país judío.
La ofensiva, denominada por el grupo islamista como operación ‘Inundación de Al Aqsa’, resultó en la muerte de unas 1.200 personas, incluidos casi 800 civiles, cerca de 5.500 heridos, así como en la captura de unos 250 rehenes, la mayoría de los cuales siguen retenidos en Gaza.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció en su alocución pública horas después del inicio del ataque de Hamás, que el país estaba «en guerra», mientras aseguraba que Israel la ganará y el enemigo «pagará un precio como nunca antes había conocido».
El Ejército israelí movilizó a 300.000 reservistas y lanzó en respuesta a la agresión de Hamás una campaña de bombardeos sobre las instalaciones civiles y otras en la Franja de Gaza, que ha dejado hasta el momento más de 41.800 muertos y más de 96.800 heridos, según las autoridades gazatíes.
Además, Israel impuso un bloqueo total al enclave palestino, cortando el suministro de agua, alimentos, medicinas, electricidad y combustible, lo que provocó una aguda crisis humanitaria.
La mayoría de los países occidentales, como Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, la Unión Europea (UE) y otros condenaron sin paliativos la incursión de Hamás, tachándola de terrorismo, y apoyaron el derecho de Israel a la autodefensa.
Al mismo tiempo, el grueso de los Estados árabes y musulmanes, entre ellos Arabia Saudí, Catar, Irak, Irán, Kuwait y Siria, responsabilizó a la nación hebrea por la ofensiva y expresó su apoyo al pueblo palestino.
Países como Rusia, China y Brasil, a su vez, pidieron contención a las partes del conflicto.
En general, la comunidad internacional insta a Israel y Hamás a pactar un alto el fuego y aboga por una solución de dos Estados, aprobada por la ONU en 1947, como la única vía posible para lograr una paz duradera en la región.
Incursión israelí y tregua corta
El 28 de octubre de 2023, Israel arrancó una operación terrestre en la Franja de Gaza, cuyo objetivo consistía en destruir la infraestructura militar y política de Hamás y recuperar a los rehenes.
Esta fase del conflicto estuvo marcada por los numerosos bombardeos israelíes con una gran cantidad de víctimas civiles y por el desplazamiento forzoso de más de un millón de personas hacia el sur de Gaza.
El 24 de noviembre, Israel y Hamás pactaron una tregua humanitaria con la mediación de Catar, Egipto y EEUU, durante la cual se canjearon 80 rehenes israelíes de Hamás, en su mayoría mujeres y niños, por 240 presos palestinos sin delitos de sangre.
Además, las milicias palestinas liberaron a casi 30 cautivos más, en su mayoría tailandeses residentes en Israel.
Por desgracia, la tregua duró solo seis días, y el 1 de diciembre las operaciones bélicas se reanudaron: ambas partes se acusaron mutuamente de haber infringido las condiciones del alto el fuego.
Involucramiento yemení en el conflicto
En noviembre de 2023, el movimiento Ansar Alá (hutíes), que controla el norte de Yemen, proclamó la decisión de atacar los buques mercantes relacionados con Israel en el golfo de Adén y el mar Rojo, en respuesta a los ataques israelíes sobre Gaza.
Los hutíes se empeñan en impedir que los barcos que navegan hacia o desde Israel transiten por los mares Arábigo y Rojo, mientras la Franja de Gaza no reciba los alimentos y medicinas que necesita.
Ante el peligro de ataques en una zona clave para el comercio mundial y, particularmente del petróleo, varias navieras optaron por enviar sus barcos alrededor de África, lo que ralentiza el transporte y lo hace más costoso.
A mediados de diciembre pasado, EEUU puso en marcha la operación multinacional ‘Guardián de la Prosperidad’, con la participación de más de 20 países, para proteger la seguridad en esta zona clave para el comercio internacional, pero esta medida no disuadió a los hutíes.
Desde mediados de enero, EEUU lanzó numerosas rondas de ataques contra objetivos de Ansar Alá en Yemen, algunas en coordinación con el Reino Unido y otros aliados.
Los altos cargos del movimiento sostienen que la agresión por parte de EEUU y sus aliados no disuadirá a los hutíes de atacar embarcaciones vinculadas a Israel mientras duren las hostilidades en la Franja de Gaza.
Se suma Irán
Desde el comienzo del conflicto, el país persa ha apoyado inequívocamente las acciones de Hamás y ha hecho duras declaraciones contra los israelíes.
El 1 de abril de 2024, el Ministerio de Defensa de Siria denunció un ataque de la Fuerza Aérea israelí contra el consulado de Irán en Damasco que resultó en la destrucción completa del edificio.
El CGRI comunicó que siete de sus miembros murieron en el ataque, incluidos dos comandantes: Mohamad Reza Zahedi, jefe de la fuerza Quds de este Cuerpo, que actúa en Siria y el Líbano, y su vice, Mohamad Hadi Rahimi.
El ministro de Salud de Siria, Hasán al Ghobash, informó, por su parte, que a causa de lo ocurrido cuatro sirios murieron y otros 13 sufrieron heridas.
En este sentido, el Ministerio de Exteriores de Irán declaró que Teherán se reservaba el derecho a responder al ataque de Israel contra su oficina consular en la capital siria y «determinar el castigo que merece el agresor».
La respuesta no tardó en llegar: el 13 de abril Irán lanzó un ataque masivo con drones y misiles contra Israel, que duró varias horas y contó con la participación de las fuerzas proiraníes en Irak, Siria y Yemen.
El canal de televisión estatal iraní Press TV informó, a su vez, que todos los misiles hipersónicos alcanzaron sus objetivos.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se lanzaron unos 300 proyectiles, 170 drones y 30 misiles de crucero. Al mismo tiempo, Israel afirma que solo «unos pocos misiles» alcanzaron el territorio del país y causaron «daños menores».
El 14 de abril, Irán dio por concluida su operación de represalia, pero advirtió al mismo tiempo de que si Israel intenta una acción en suelo iraní o contra instalaciones iraníes en Siria u otro país, la respuesta siguiente será aún mayor.
Tragedia de World Central Kitchen
El 2 de abril, la organización humanitaria World Central Kitchen (WCK) suspendía con carácter inmediato sus operaciones humanitarias en Gaza tras un ataque del Ejército israelí contra un convoy que acababa de entregar 100 toneladas de alimentos en un almacén de Deir al Balah, en el centro del enclave palestino.
En el ataque murieron siete personas, entre ellas nacionales de Australia, Palestina, Polonia, el Reino Unido y una persona con doble ciudadanía de EEUU y Canadá.
El Estado Mayor de las FDI atribuyó el ataque a «una identificación errónea».
A su vez, Netanyahu afirmó que las FDI «alcanzaron involuntariamente a personas inocentes» en el enclave palestino y prometió hacer «todo lo posible para evitar que esto vuelva a suceder».
El 5 de abril, el Ejército israelí informó de su decisión de despedir a los oficiales superiores responsables de la orden errónea de abrir fuego contra el equipo de WCK.
Demanda de Sudáfrica ante la CIJ
A finales de diciembre pasado, Sudáfrica, basándose en la Convención sobre el Delito de Genocidio, presentó una demanda contra Israel en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), instándola a tomar medidas contra las autoridades israelíes.
El 26 de enero, la CIJ ordenó a Israel que adoptara todas las medidas necesarias para impedir el genocidio en el enclave palestino y proporcionara con urgencia asistencia humanitaria a la Franja de Gaza.
Posteriormente, Sudáfrica apeló ante el tribunal tras la decisión de Israel de ampliar su operación militar en la ciudad de Rafah, ubicada al sur de la Franja de Gaza.
El representante de la delegación sudafricana y el embajador de esta nación en Países Bajos, Vusimuzi Madonsela, acusó el 20 de febrero a Israel de aplicar una forma extrema de apartheid en los territorios palestinos, similar a la que había sufrido Sudáfrica.
En abril, la CIJ también ordenó a Israel tomar medidas para garantizar que la ayuda humanitaria llegue a la Franja de Gaza sin trabas.
El 10 de mayo, Sudáfrica pidió a la corte que se tomen medidas adicionales contra Israel por la situación en Rafah, y el 24 de mayo, la CIJ ordenó al Estado hebreo detener la operación militar en la urbe.
Muerte de Ismail Haniya, líder de Hamás
A finales de julio pasado, tras la trágica muerte del presidente iraní, Ebrahim Raisi, en un accidente aéreo, el cargo vacante lo ocupó Masud Pezeshkian, hasta hace poco miembro del Parlamento del país.
El 30 de julio tuvo lugar la ceremonia de investidura del nuevo mandatario que contó con la asistencia de casi 80 delegados extranjeros de alto nivel, incluido el jefe del buró político de Hamás, Ismail Haniya.
Al día siguiente, el movimiento comunicó que Haniya fue asesinado en un ataque contra su residencia en Teherán.
Después del asesinato de Haniya, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí, ordenó lanzar una represalia directa contra Israel, al que acusa de haber plantado la bomba que mató a Haniya.
El país judío, a su vez, se abstuvo de ofrecer comentario alguno sobre el tema.
Fue otra ronda de escalada de las tensiones en Oriente Próximo, pero no la última.
Agravamiento de la situación en la frontera Israelí-libanesa
Israel, entre otras cosas, se encuentra en una guerra no declarada con el Líbano desde el 8 de octubre de 2023, cuando Hizbulá comenzó a lanzar misiles y drones suicidas hacia las comunidades del norte de Israel como gesto de solidaridad con Hamás tras su incursión armada en Israel, que, a su vez, respondió a cada ataque.
Las hostilidades se intensificaron después de que el Ejército israelí atacara a finales de julio pasado un edificio residencial del sur de Beirut para eliminar a Fuad Shukr, un alto cargo de Hizbulá presuntamente implicado en el bombardeo del pueblo druso de Majdal Shams, en los Altos del Golán, ocupados por Israel, que mató a 12 menores y dejó 30 heridos a mediados del mismo mes.
Los días 17 y 18 de septiembre, en distintas partes del Líbano se produjeron explosiones de dispositivos electrónicos, incluidos buscapersonas y walkie-talkies, que dejaron más de 37 muertos y casi 3.000 heridos, según los últimos datos oficiales.
Hizbulá y las autoridades libanesas acusan de esas explosiones a Israel, que no ha confirmado ni negado hasta ahora su implicación.
El 20 de septiembre, Israel mató a una quincena de altos cargos de Hizbulá, entre ellos Ibrahim Aqil y Ahmed Wahbi, en un ataque aéreo contra un edificio residencial en Beirut.
Según el Ministerio de Salud libanés, en el bombardeo murieron decenas de civiles. Las FDI afirmaron que Aqil estaba ultimando una operación planificada para invadir Galilea, región histórica en el norte de Israel.
Desde el 23 de septiembre los aviones israelíes están bombardeando decenas de localidades del sur y el este del Líbano como parte de la operación ‘Flechas del Norte’, mientras los combatientes de Hizbulá continúan lanzando múltiples misiles dirigidos hacia el territorio de Israel.
El 3 de octubre, el ministro de Salud del Gobierno interino libanés, Firas Abiad, declaró que la reciente escalada del conflicto entre Israel e Hizbulá se cobró la vida de 1.974 personas e hirió a otras 9.384.
El desplazamiento interno en el Líbano, que la Organización Internacional para las Migraciones estimaba en torno a 346.000 personas a finales de septiembre, se aproximó al millón en un momento de máxima tensión, según el gobierno libanés.
Muerte de Hasán Nasralá y ataque iraní a Israel
Otra víctima mortal en la lista de personalidades importantes pertenecientes a las fuerzas antiisraelíes fue el secretario general de Hizbulá, Hasán Nasralá, que murió en un ataque con bombas antibúnkeres sobre un edificio residencial de Beirut el 27 de septiembre.
El 1 de octubre, Israel inició una invasión terrestre en el sur del Líbano, argumentando que busca crear condiciones para el retorno de 60.000 israelíes de la parte norte del país, que fueron evacuados debido a los bombardeos de Hizbulá.
Sin embargo, ese mismo día, Irán emprendió su segundo ataque masivo con misiles contra el Estado hebreo, calificado por Pezeshkian como una respuesta legítima «en aras de la paz y la seguridad de Irán y la región».
Las FDI estimaron que se lanzaron desde Irán unos 180 misiles balísticos, buena parte de los cuales fueron interceptados; desde Teherán afirmaron que la mayoría de los misiles alcanzaron blancos militares y de seguridad.
La única víctima mortal de la que informaron algunos medios es un palestino en el territorio de Cisjordania.
Ante la falta de una postura unificada de la comunidad internacional sobre el conflicto de Oriente Próximo, la tendencia al deterioro de la situación y la negativa de las partes beligerantes a establecer un alto el fuego a pesar de los esfuerzos diplomáticos internacionales, hay razones para creer que la región se encuentra bajo la amenaza de una gran guerra. Fuente. (Sputnik)