Expertos argentinos estiman que la bajada del río es la más pronunciada y prolongada de al menos los últimos 77 años
La aceleración de la bajada del Paraná se debe a las diferentes intervenciones y actividades humanas en el ambiente
Con aproximadamente una longitud de 4.880 km que nace en las sierras de Brasil, baña las tierras de Paraguay y desemboca en Argentina, el Río Paraná es el segundo más largo de Sudamérica detrás del Amazonas y se está secando.
Mapa del Recorrido del Río Paraná. Foto de maps.com
Este tiene una cuenca que equivale a la superficie de la República Argentina, por lo que, la disminución de sus aguas hasta producir completas sequías en algunos sectores, puso en alerta tanto al gobierno argentino como a los ciudadanos, declarándose “emergencia hídrica”.
Imágenes satelitales que muestran el avance de la sequía del Río Paraná desde el 2019 hasta hoy. Fotografía tomada de El País
Esto ha llevado a que el gobierno invite a múltiples provincias del país a ser más cuidadosos con el consumo de agua para así ajustar la oferta que se tiene, puesto que gran parte del agua potable proviene del Río.
Es una situación nunca antes vivida, ya que una bajante así jamás había durado tanto tiempo.
“El río lleva 2 años por debajo de los niveles considerados normales para cada estación, comenzando en junio del 2019», informa Guillermo Lanfranco, gerente de comunicación Aguas Santafesinas (S.A) en Argentina.
El año en el que más sequías se sufrieron fueron las de 1944.
Fotografía tomada del documental Río Abajo por la productora Unicanal Rosario
Estas cifras escandalosas ya han comenzado a tener efectos negativos en los ciudadanos argentinos, puesto que el río propicia una gran cantidad de actividades a su alrededor que aumentan la economía pero al mismo tiempo impactan en el ecosistema.
Algunas de las causantes según múltiples profesionales argentinos se debería a la actividad que los humanos han ejercido por años en el río y ambiente, tales como las represas, sobrepesca, sobredragado, quemas, deforestación y modificación de terrenos.
El ex director del acuario Río Paraná e investigador argentino, Andrés Sciara, dijo que la deforestación en la Selva Amazónica, en el centro de Brasil, podría estar afectando los flujos de precipitaciones.
Por lo que las actividades del ser humano que afectan el río además de la pesca, serían las quemas o tala de bosques que se llevan a cabo con el objetivo de introducir ganadería que luego se alimentan de las especies vegetales que activan todo el ecosistema, produciendo movimientos de tierras que es “directamente la muerte del sistema”, aseguró Sciara.
Por su lado, el referente de la agrupación el “Paraná No Se Toca”, Pablo Cantador, indica que otra de las razones del descenso de las aguas del Río es debido a los “terraplenes”, práctica ilegal en el país.
“En Argentina existen máquinas que hacen terraplenes, el estado no lo permite, pero pareciera que no se percata, porque aún hay trabajadores que llevan meses haciendo terraplenes, cortando el escurrimiento normal del agua. Hoy en día se inicia un fuego y no se tiene quién lo frene”, termina por añadir Cantador.
El referente de la agrupación lo denomina una “burocracia judicial llamativa”, porque uno de los terraplenes filmados es de 14 kilómetros, muro de tierra que no se “hace de un día para otro”.
Construcciones de Terraplenes en el río Paraná que fueron denunciadas en el 2015. Fotografía de diario El Adán
El gerente de comunicación de S.A, Lanfranco, propone que el ciudadano debe limitarse en el lavado de una vereda, regado de un jardín o baldeado de un patio, y es importante revisar si no hay pérdidas de agua en la casa, así como fijarse si los grifos del inmueble están apagados, entre otros.
Personas cruzando a pie de Paraguay a Argentina por el Río Paraná. Fotografía tomada de diario Ultima Hora