(AFP, Argentina, 19/09/2019)
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien se juega su supervivencia política, sorprendió este jueves al país al instar a Benny Gantz a formar un gobierno de unión nacional, dos días después de unas elecciones legislativas en las que ambos quedaron empatados.
Gantz respondió que también quería un gobierno de unidad para sacar al país del bloqueo político, pero que desea dirigir ese ejecutivo.
El miércoles por la noche, Netanyahu seguía insistiendo en que el país sélo tenía dos opciones: un gobierno de derecha dirigido por él o un «gobierno peligroso que se apoye en los partidos árabes», un ataque indirecto a Gantz, que se dijo dispuesto a negociar con las formaciones árabes israelíes, tercera fuerza más votada, con la esperanza de lograr una coalición.
El giro brutal llegó este jueves por la mañana, cuando el primer ministro, en el poder desde hace una década, propuso negociaciones directas con su principal rival, Gantz, ex jefe del Estado Mayor del ejército.
«Durante la campaña exhorté a formar un gobierno de derecha. Desgraciadamente, los resultados de las elecciones muestran que no será posible (…) Por ello, la única opción es formar un gobierno de unión, tan amplio como sea posible», dijo Netanyahu en un mensaje de video.
En una ceremonia este jueves en Jerusalén en memoria del ex primer ministro y premio Nobel de la Paz Shimon Peres, ambos hombres se estrecharon la mano, según un fotógrafo de la AFP en el lugar.
– «Te llamo, Benny» –
Los resultados provisionales de las elecciones otorgan al Likud, partido de Netanyahu, 31 escaños de los 120 de la Kneset, el parlamento israelí. La formación de Gantz, Azul-Blanco, habría logrado 33.
Ninguna de las dos fuerzas políticas tiene cómo reunir los 61 escaños necesarios para gobernar, ni siquiera apoyándose en sus aliados.
«Benny, tenemos que poner en marcha un gobierno de unión. El pueblo espera que asumamos nuestras responsabilidades y cooperemos», añadió Netanyahu.
«Por eso te llamo, Benny. Reunámonos hoy mismo, a la hora que sea, para impulsar este proceso que es urgente. No tenemos derecho a dirigirnos hacia unas terceras elecciones. Me opongo. La agenda ahora es un gobierno de unión», recalcó.
El presidente israelí, Reuven Rivlin, que debe decidir a quién encomendará la tarea de formar gobierno, felicitó a Netanyahu por haberse «unido al llamado» a favor de un «gobierno de unión».
Según su oficina, Rivlin empezará las consultas con los responsables políticos el próximo domingo.
Un acercamiento Netanyahu-Gantz pone una cuestión clave sobre la mesa. ¿Quién de los dos políticos será primer ministro?
«Los israelíes quieren un gobierno de unión (…) y yo voy a formar ese gobierno y seré primer ministro», respondió el líder de la formación «Azul-Blanco» a Netanyahu, antes de reunirse con responsables del partido.
«El partido Azul-Blanco ha ganado. En este momento tenemos 33 escaños y Netanyahu no obtuvo la mayoría necesaria para formar gobierno como él quería», agregó Gantz, general y ex jefe de estado mayor del ejército israelí, sin responder directamente a los llamados al diálogo del actual primer ministro.
Este último se declaró «sorprendido» y «decepcionado» de que Benny Gantz «siga rechazando responder a mi pedido para reunirnos», si bien matizó que «la invitación sigue vigente».
– ¿Posición de fuerza? –
En unas eventuales discusiones con Benny Gantz, Benjamin Netanyahu cuenta con una baza importante: la unidad de sus tropas.
Netanyahu no negocia solo en nombre de su formación, sino que lo hace en nombre del conjunto del «bloque» de derecha y sus aliados de los partidos judíos ultraconservadores.
Pero su juego tiene un punto débil, pues Netanyahu se encuentra enzarzado en varios escándalos por los que podría ser formalmente acusado de corrupción, malversación y cohecho, y por los que busca la inmunidad parlamentaria.
Si es inculpado, Netanyahu podría seguir siendo primer ministro, pero no simple ministro, según las leyes en vigor en Israel.
Gantz, por su parte, reiteró varias veces en el pasado que se negaría a servir en un gobierno donde el primer ministro está inculpado o condenado por estos actos.