Atravesamos las horas más oscuras de la historia política de la segunda República, de eso no tengo la menor duda.
Este momento exige hacer un alto en el camino, y llama a la reflexión.
Que pasó?, que está pasando?
Un candidato Presidencial fue elegido en una segunda ronda, hace escasos cinco meses, con un 60 por ciento de los sufragios, en un proceso en que se utilizó como bandera de batalla la defensa de los derechos de las personas diversas sexualmente, en lo que tácitamente se esbozó como un Referundum sobre el matrimonio igualitario, más que una elección presidencial.
Parece que hizo falta leer la letra menuda del contrato que se suscribió, porque luego de promover su figura como redentor de minorías, ahora el nuevo gobernante y su grupo de gobierno se han transformado en representantes y defensores de otro tipo de minorías, las que detentan el poder económico en el país.
Y en ese proceso de defensa, hemos sido testigos, algunos más concientes que otros, de una transformación dramática de nuestro país, de una prensa que no informa sino emite criterios y toma partido en representación de intereses específicos, en que se ha revivido la premisa de Goebels “una mentira repetida muchas veces se transforma en una verdad”; de nuevos políticos que recién nombrados olvidan quién los eligió y para qué, y de un gobernante que por momentos está ausente, en tanto en otros da un discurso que muy lejos de la conciliación y paz que urgimos, lanza amenazas y reta a los sectores más vulnerables de nuestra población.
Y cómo me duele personalmente ver a nuestros ciudadanos, cual animal herido y arrinconado que no ha encontrado un interlocutor para sus quejas, reacciona como es absolutamente esperable, con molestia, con indignación, y sí hay que reconocerlo, con hostilidad.
Sin embargo hay que ser críticos y analizar de dónde surge esa respuesta del pueblo, porque el que se ha estado manifestando en las calles es EL PUEBLO, hombres y mujeres que han nacido, estudiado y trabajado aquí, no son extraños, no son delincuentes, son las personas que nos encontramos todos los días en los autobuses, en los supermercados, los que nos ayudan si tenemos algún incidente en la calle, muchos de ellos habrán dado su voto al señor presidente, confiando en un manejo correcto y justo de nuestro país, y son quienes más defraudados se sienten hoy.
No es posible aceptar que el señor Alvarado o la camarilla de asesores que ha contratado en puestos de confianza no le hayan alertado de la absolutamente predecible respuesta de su actitud.
El simple sentido común, del más humilde de nuestros labriegos habría podido ilustrarle de que cuando “se le hala mucho el rabo a la ternera…”.
Entonces, las actitudes del gobierno, centradas en el señor presidente, algunos diputados, y algunos ministros, que parecieran ajenos a la situación real que atravesamos, me deja la terrible duda de si no se está fabricando una justificación para el uso de la fuerza, en este caso policial, ya que “no tenemos ejército”, con las funestas consecuencias en los derechos humanos de los costarricenses, que también es muy fácil predecir.
Estamos siendo testigos de la crónica de una muerte anunciada, la muerte de un país que fue la Suiza de Centroamérica, del país donde viven siempre “el trabajo y la paz”.
En este momento se respira un vacío de liderazgo, un vacío de conciencia de realidad, y como una sombra se cierne sobre nosotros la división y el enfrentamiento, son nuestras horas más oscuras.
Para terminar solo quisiera recordarle dos cosas a los señores políticos que tienen en este momento las riendas de nuestro país y de esta crisis, primero la frase de la diputada Xiomara Rodríguez “RECUERDEN, AQUÍ SON REELEGIDOS USTEDES”, y cuatro años pasan; y jamás olviden que cuando aceptaron sus cargos fueron juramentados bajo el artículo 194 de nuestra Constitución Política (si el acto de juramentación tiene para ustedes algún significado), y si a los varios (o muchos) que pertenecen al estado seglar la frase “Juráis a Dios” no movió su sentido de responsabilidad, el “Prometéis a la Patria” sea el llamado de atención, porque en este momento la Patria demanda diálogo, no imposición, fueron elegidos para dirigir a una mayoría, no para satisfacer un grupo selecto.
Dra Mayra Rodríguez Calvo
Médico Psiquiatra, Cédula No. 105610435