Moscú, 27 dic (Sputnik). – El subsecretario general de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, declaró que está «horrorizado» por los reportes sobre la matanza de 35 civiles en Birmania.
«Estoy horrorizado por los informes sobre el ataque a civiles en el estado de Kayah, en el este del país… Según fuentes creíbles, al menos 35 personas, entre ellas al menos un menor, fueron obligadas a bajar de sus vehículos y luego fueron asesinadas e incineradas», dijo Griffiths, citado por el servicio de prensa de la ONU.
El alto funcionario comentó que «condena ese terrible incidente, como todos los demás ataques a civiles en Birmania», y pidió a las autoridades «iniciar inmediatamente una investigación minuciosa y transparente».
Asimismo, exhortó a las Fuerzas Armadas de Birmania y a los grupos armados en el país, a tomar todas las medidas posibles para proteger a la población civil.
El 26 de diciembre, la oenegé Save the Children denunció que al menos 35 personas, entre ellas mujeres y niños, murieron en un ataque lanzado por el Ejército birmano en el estado de Kayah (este) y que desaparecieron dos de sus empleados.
La oenegé reveló que «los militares obligaron a las personas a salir de sus automóviles, arrestaron a algunas, mataron a otras y quemaron sus cuerpos».
Más tarde, la agencia local de noticias Myanmar Now reportó que 35 cuerpos calcinados fueron hallados el 25 de diciembre en el estado de Kayah. En ese mismo lugar también encontraron ocho automóviles y cinco motocicletas quemadas.
Save the Children, que lleva trabajando desde 1995 en programas de salud, nutrición, educación y protección de la infancia en Birmania, suspendió sus operaciones en los estados de Kayah y Chin, así como en algunas partes de la región de Magway y el estado de Kayin tras el incidente.
El 1 de febrero pasado, pocas horas antes de constituirse el nuevo Parlamento de Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, decretaron el estado de emergencia y detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos el presidente Win Myint y la gobernante de facto, Aung San Suu Kyi.
Los altos mandos del ejército, que habían gobernado Birmania durante décadas, justificaron el golpe por las denuncias de fraude masivo en las elecciones generales de noviembre de 2020, que dieron una clara victoria a la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
La ONG Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP) estima que al menos 1.375 personas murieron a causa de la represión militar en Birmania entre el 1 de febrero y el 25 de diciembre. De las 11.202 personas arrestadas en este período, 8.254 siguen detenidas. (Sputnik)