(El País, España, 21/08/2019)
La Administración de Donald Trump ha anunciado este miércoles un cambio normativo que permitirá a los agentes fronterizos detener de forma indefinida a familias inmigrantes sin papeles, anulando de esta forma el acuerdo que obliga a que los menores retenidos queden libres a los 20 días. El secretario de Seguridad Nacional en funciones, Kevin McAleenan, ha dicho en una rueda de prensa que las nuevas reglas terminarán con la idea de que los niños son “el pasaporte para entrar a Estados Unidos”. La reforma debería entrar en vigor dentro de dos meses, pero es probable que se enfrente a una batalla judicial que termine en los tribunales federales para impedir su implementación.
En ocasiones anteriores Trump ya ha perdido la batalla de detener a los menores de manera indefinida. La aspiración del republicano en su ofensiva antiinmigratoria es anular una sentencia judicial de 1997, conocida como el acuerdo Flores, que estableció que el Gobierno federal no tiene derecho a retener más de 20 días a niños migrantes arrestados, y que exige que se dé prioridad a ponerlos bajo custodia de un familiar o tutor legal. La actual Administración considera que esta orden es la detonante de la ola de familias migrantes que han decidido cruzar la frontera estadounidense.
Desde el pasado octubre, más de 432.000 miembros de unidades familiares han sido detenidos, un aumento del 456% respecto al mismo período del año anterior, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. La última ola migratoria ha estado liderada por centroamericanos y mexicanos en busca de asilo. Más de 6.000 migrantes se presentaron de manera fraudulenta como miembros de una unidad familiar, según el Departamento de Seguridad Nacional. Para evitar esta situación, el Gobierno ha puesto en marcha dos planes piloto que permiten hacer pruebas de ADN en la frontera para comprobar que los grupos que llegan están realmente emparentados.
McAleenan ha anunciado este miércoles que las familias detenidas serán trasladadas a centros donde se garantizará que todos los niños sean tratados “con dignidad y respeto”. Los grupos familiares serán retenidos en recintos distintos de otros inmigrantes que crucen ilegalmente la frontera. Además, contarán con un espacio educativo, otro que ofrecerá servicios médicos, tres comidas calientes al día e instalaciones recreativas.
El secretario de Seguridad Nacional en funciones estimó que las familias estarán un promedio de 50 días detenidas, pero en la práctica esto se puede alargar. Actualmente hay cerca de 900.000 casos atascados en los juzgados de inmigración —casi el doble que hace tres años— a la espera de ser resueltos. Pueden tardar meses o incluso años hasta que un tribunal estudie un caso. Los conservadores se quejan de que el colapso del sistema se debe a que está construido sobre «leyes débiles» que permiten que muchos inmigrantes no se presenten a su cita con el juez.
Con esta nueva normativa miles de familias no esperarán su turno en algún lugar del país, sino que lo harán en un centro de detención. McAleenan dijo que a partir de este jueves ya habrá disponibles tres espacios que pueden albergar a un total de 3.000 personas. “Participarán de un proceso justo, pero expedito”, sostuvo el funcionario.
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) ha dicho en reiteradas ocasiones que las detenciones en estos centros no son adecuadas para los menores, ya que la experiencia puede ser traumática y tener efectos negativos a largo plazo.
La lucha contra la inmigración, legal o ilegal, ha estado en el centro de los dos años y medio de presidencia de Donald Trump. La semana pasada, la Administración desveló una nueva norma que permitirá denegar el visado y la residencia permanente a inmigrantes pobres, una medida que, según algunos expertos, podría reducir a la mitad las cifras de inmigración ilegal.