( RFI) Ante la crisis económica que se avecina en Latinoamérica, la ONU recomienda generalizar el ingreso básico de emergencia que algunos países como Perú han instaurado durante la cuarentena. Una medida que podría limitar las dificultades de los cientos de millones de pobres en el continente. Se estima que con la crisis, 45 millones de latinoamericanos caerán en la pobreza.
La pobreza crece en la región, en parte, debido a la aguda crisis económica provocada por la disparada del desempleo a raíz del frenazo de la economía por la enfermedad covid-19. ¿El impacto de la pandemia? Una década de crecimiento perdida para América Latina y el Caribe, es lo que temen los economistas. Debido a las medidas de cuarentena para luchar contra el coronavirus, alrededor de 2,6 millones de empresas podrían cerrar y la región está al borde de una grave situación financiera.
“La región va a tener una caída del 9,1%, es muy preocupante. Yo creo que lo más importante a considerar es que esta caída del Producto Interno Bruto también va a crear un aumento muy importante en el número de personas en situación de pobreza. Pensamos que puede haber un aumento de 45 millones, y el número de personas en pobreza extrema puede subir en 28 llegando 96 a millones de personas”, afirma a RFI Alicia Bárcena, secretaria general de la Comisión Economista Para América Latina y el caribe, la CEPAL, que depende de Naciones Unidas.
“El tema es que estas personas en extrema pobreza también tienen un problema de desnutrición, porque no tienen el ingreso suficiente para poder adquirir la canasta básica alimentaria, y eso es uno de los temas que más nos preocupa”, subraya.
Ingreso básico de emergencia
Algunos países como Perú o El Salvador entregan bonos de urgencia a las familias pobres más afectadas por la cuarentena. Para la CEPA, habría que sistematizar un ingreso para limitar la caída en la pobreza extrema.
“Nosotros hemos puesto una propuesta muy concreta sobre la mesa que es garantizar un ingreso básico de emergencia de por lo menos el equivalente a una línea de pobreza, que varía de acuerdo a cada país, pero en promedio estamos hablando de 150 dólares al mes. Esto, si se lo pudiéramos dar por seis meses a los 230 millones de personas que, creemos, van a caer justamente en esta lamentable pobreza, esto podría costar 2% de PIB”, añade.
“Efectivamente están los casos de Colombia, Perú, Chile o México, que ya lo venía haciendo desde antes de la pandemia para apuntalar a las familias más pobres. El hecho es que no vamos a poder llegar a todos, por la informalidad en la región; tenemos alrededor de un 54%, y eso hace que sea difícil alcanzar a todos los hogares. Lo que se está logrando es abrir registros, lo que va a ayudar a saber dónde está la gente y cómo se les puede apoyar”, recalca.
El 80% de la población de la región vive en ciudades, millones de ellos hacinados, sin acceso a agua potable y servicios de salud.
La ONU cree que el desempleo aumentará de 8,1% el año pasado a 13,5%, con lo cual la región pasaría a tener este año más de 44 millones de desempleados, unos 18 millones más que en 2019.